miércoles, 5 de septiembre de 2012

Declaración de fe


Compro un número cada semana por si me toca el premio gordo. Y cada noche espero paciente un milagro. A veces me saco el reintegro y me sirve para rearmar la esperanza y seguir jugando. A veces juego sin ilusión, por costumbre, y otras veces siento un pálpito, una inminencia de algo grandioso que va a sobrevenir. Pero nunca pasa nada. Y aún así sigo jugando porque dejar de comprar es abandonar y sentarse a la puerta a esperar que pase el tiempo reglamentario, como fastidiado porque no pasa lo suficientemente aprisa. Fe es dibujar una puerta en una pared y golpear en ella hasta que se abra.

1 comentario:

  1. Como me dijo una vez un amigo (matemático, que sabe de probabilidad y cosas de esas): "cada vez que compras un número, en realidad estás comprando ilusión; y dados los tiempos que corren, me parece que hasta la compras a un precio bastante asequible".
    Así que, ánimo y, si hay suerte, acuérdate de los amigos.

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