Llegar al Paraíso después de haber oído hablar tanto de él. Desnudarse
y entrar en aquella amable floresta y recorrer las sendas tan leídas, acariciar
los mansos leones, sumergirse en las atemperadas aguas al pie de una cascada,
alimentarse de lo que viniera a la mano y dormir acariciado por el sol al borde
del estanque. Y pronto, demasiado
pronto, escuchar un trueno fatal, una luz brillante al fondo en forma de ángel
que señala hacia la puerta y verte arrastrado hacia ella con horror, en donde
encontrarás, avergonzados, a aquellos dos inocentes, que no saben, aún no
saben, lo que han perdido.
¡Genial!
ResponderEliminarMe gustan mucho estas pequeñas reflexiones o microrrelatos que estás ensayando últimamente. Son muy amenos y tienen un formato muy cómodo para la lectura de blogs. Te animo a seguir cultivándolos (sin prejuicio de continuar con los otros géneros).
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