Yo soy, lo sé, muy ingenuo.
Y no comprendo casi nada.
Y a mí, al que menos, como todos.
Por eso no se mentir, aunque mienta.
Ni sé cual es la verdad, aunque a
veces la diga.
Me dejo ser, falto de propósitos.
De vez en cuando me caigo, me arrastro
y, cuando estoy harto del barro,
me vuelvo a levantar. Volar, no vuelo.
Pero vivo en el sueño todo el rato.
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