jueves, 16 de febrero de 2012

Orígenes (No el Padre de la Iglesia, otro)

Usted sabe que hay un nudo por deshacer. Ese nudo se le presenta desde primera hora de la mañana y lo tiene atado en su cabeza todo el día; hasta la última hora de la noche le atormenta. Y no hace nada ese nudo por desatar salvo estar ahí, en su cabeza, en una especie de altar solitario permanentemente iluminado por unos focos de luz intensamente blanca. Señalándolo. Resaltándolo en su cabeza. Recordándole siempre que está ahí, y espera a ser desatado. Y usted, señor, se para delante del ara, y se sienta en el escalón recibiendo esa luz. ¿Se ve?, ¿se ve ahí sentado con la mirada perdida, no dirigida hacia el nudo sino hacia la sombra que lo rodea? ¿Qué piensa? Piensa en Alejandro y su forma de resolver perentoriamente estas cuestiones. Ahora bien. ¿Qué esconde ese nudo? Nadie lo sabe. Es decir, ni usted ni yo tenemos idea de qué ata ese nudo. La solución de Alejandro acaba con el nudo, desde luego, pero ¿esa es la clave? ¿Acabar simplemente con el nudo? No lo sabemos. Y por eso usted no puede tomar una decisión. Usted quisiera desatar el nudo. Sentarse pacientemente a manipularlo con sus propias manos, tirar de este hilo por aquí, sacarlo por allí, tirar de este otro por este lado mientras sostiene la otra punta. Ya lo ha hecho, pero no pasa nada. El nudo siempre es el mismo nudo. Y eso cuando tiene suerte, porque otras veces, cuando se decide a levantarse, y mirar encima del altarcillo, debajo de los focos no hay nudo, no hay nada, ni cuerda siquiera hay, no hay ni altar, ni focos, ni oscuridad, hay, tal vez, un trozo de pan con mermelada, hay un pollo cacareando, hay un sol horizontal, una luna menguante, hay, déjeme consultar mis notas, hay una rubia impresionante que se deshincha por el ombligo, unas manos que reptan, un pene fláccido, una cuchara sucia de alguna medicina, un papel higiénico sonriente, una longaniza, todas estas cosas, pero no todas juntas, unas veces unas, otras veces otras. Debería usted hacer un poco de ejercicio porque tiene una mente saturada, mire a ver si hay ventanas, busquemos ventanas para abrirlas y que corra el aire. Hace demasiado tiempo que está usted en silencio y se le va secando la boca. ¿Alguna vez le han dicho que tiene unos ojos bonitos? Yo tuve una vez un amor que me decía que tenía unos ojos bonitos. No sé si mentía, porque no podía verme los ojos. Nunca me miraba a los ojos y eso que yo la miraba constantemente con los ojos muy abiertos, sin parpadear. No parecía estar allí. Era una sensación angustiosa estar y no parecer estar allí. Pero es que puede que no estuviera allí. O que fuera ella la que no estuviera allí y claro, yo no estaba donde estaba ella, sino aquí. No señor. Me estoy yendo por la ramas, como los antiguos monos. Tal vez sea usted simplemente un mono. Dicen, los eruditos, que tampoco es que nos diferenciemos demasiado de las ratas. Las ratas son nuestros lejanos parientes. No hemos perdido porque hablábamos de un nudo de siete letras. Veamos nudo: no, solo son cuatro, me faltan tres. ¿Cuáles serán estas tres letras que me faltan? Siempre falta algo en esta historia. Alguien le ha hablado de la libertad y usted ha creído que tal vez lo que ata ese nudo es libertad. ¿Pero dónde?¿A dónde le lleva a usted esa libertad? ¿Se lo ha preguntado? No, claro, usted se limita a estar sentado ahí mirando la oscuridad, el silencio, en busca, quizá, de ventanas que abrir, para apagar los focos y ahorrar algo de luz que no están los tiempos. No se deje amilanar, amigo, estamos con usted, le apoyamos, le echamos nuestro aliento sobre el cogote para que se sienta animado, atrévase con él, salte sobre el altar y baile como un loco sobre ese nudo, cómaselo, deglútalo, digiéralo, excrételo y vuelva a colocarlo en su lugar no vayan a irritarse los guardianes del museo y nos echen de aquí como a tiernos vagabundos que desconocen las mínimas reglas de comportamiento en una institución tan seria como un museo. El Museo del Nudo, sito en la calle tal, número tal, de la ciudad tal de su propia mente. Todos esos son datos que tendrá usted que completar cuando vuelva sobre este texto, que espero que no publique hasta que esté convenientemente revisado, podado, limado, repulido, sacrificado, reposado, censado, censurado, y todas las demás acciones que podrían aplicársele como Texto Literario de Fascinada Adoración, arrodillémonos todos hermanos porque el texto ha hablado y nadie lo ha entendido, pero su mensaje nos ha preñado de cualquier manera y ya pronto, muy pronto, veremos brotar de nuestro interior una gran verdad, una acción definitiva que resolverá todas las dudas, todas las preguntas que nos quedan por hacer, todas las caretas caerán y quedarán los rostros expuestos a la luz, los maquillajes descompuestos, las narices torcidas, los labios agrietados, los ojos llorosos, la piel amarillenta, la risa desdentada, la palabra fétida, que murmurará en nuestros oídos la única razón que en este momento usted quiere oír y tanto espera que se pronuncie: “El nudo está deshecho, puedes ir en paz.

3 comentarios:

  1. "Todos esos son datos que tendrá usted que completar cuando vuelva sobre este texto, que espero que no publique hasta que esté convenientemente revisado, podado, limado, repulido, sacrificado, reposado, censado, censurado, y todas las demás acciones que podrían aplicársele como Texto Literario de Fascinada Adoración, arrodillémonos todos hermanos porque el texto ha hablado y nadie lo ha entendido, pero su mensaje nos ha preñado de cualquier manera y ya pronto, muy pronto, veremos brotar de nuestro interior una gran verdad, una acción definitiva que resolverá todas las dudas, todas las preguntas que nos quedan por hacer, todas las caretas caerán y quedarán los rostros expuestos a la luz, los maquillajes descompuestos, las narices torcidas, los labios agrietados, los ojos llorosos, la piel amarillenta, la risa desdentada, la palabra fétida, que murmurará en nuestros oídos la única razón que en este momento usted quiere oír y tanto espera que se pronuncie: “El nudo está deshecho, puedes ir en paz.”"
    Vaya, ha sido algo agresiva esa parte.

    ResponderEliminar
  2. Vi el texto. Me pareció muy largo y me dio pereza. Así que me dije "comentaré el texto con la idea que me saque de los comentarios". Leo los comentarios y...no sé...

    ResponderEliminar