sábado, 17 de septiembre de 2011

La pesca del atún

La pesca del atún se esta poniendo brava, señor. No puede usted hacerse una idea de lo que es aquello. Los atunes se ponen como locos, coletean y muerden como salvajes. Ahí los ve usted tan apacibles en las latas, pero ahí fuera no son así. No señor. No hay manera de hacerse con ellos. Y son traicioneros. Atún hubo que se hizo el muerto para que le subiéramos al barco y luego emprenderla allí con todo lo que tenía cerca. No sé qué les pasa. Será el cambio climático. He visto pesqueros perseguidos por tres atunes que se reían, sí, se reían, mientras los hacían huir. Y a nosotros se nos enfrentó uno que hubo que reducirlo entre cuatro marineros. Dos de los cuales salieron directamente para la enfermería. Y no tenía media hostia, se lo digo yo, apenas un metro, pero se defendía como un luchador, sí señor. Llegó a ponerse sobre las aletas caudales y plegar las laterales a modo de puños, eso lo vieron mis ojos. La gente cree que esto es como antes, echar una red y sacarlos del agua con alegría, esa alegría que muestran ellos cuando salen del agua que saltan y gesticulan, que hace tanta gracia a los niños. Pero eso ya no es así, ahora es una auténtica batalla, ellos o nosotros. Y lo que viene es peor. Creemos que están formando pandillas. Creemos que se están organizando. Algo hay que hacer antes de que sea demasiado tarde.

Los atuneros podrán llevar ametralladoras pesadas

3 comentarios:

  1. Este me gusta mucho. Algo loco, diver.

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  2. Si Melville levantara la cabeza querría conocerte y te pondría un comentario elogioso, sin duda.

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  3. Se podría hecer una simpática analogía entre el relato y la actual situación del sistema educativo. Por un momento imaginé que en vez de atunes y atuneros hablabas de escolares y profesores. Yo, como el atunero, también pienso que a los adolescentes les está afectando el cambio climático. O el exceso de hormonas adulteradas. Vete a saber.

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