miércoles, 13 de julio de 2011

El Guerrero

“me llevan rumbo al fracaso huellas que nacieron antes de mis pasos” (Alejandro Dolina)

Voy arrastrando mis armas como cacharros de trapero. La guerra ha terminado. Cargo la derrota sobre mis hombros y vuelvo a casa.
Allí me espera mi buena mujer, pacientemente. Dispuesta a recibirme con un abrazo, murmurar “pobrecito, pobrecito mío”, al oído y calentarme la sopa, que se ha quedado fría.

3 comentarios:

  1. La imagen de un hombre derrotado, en cualquiera de sus formas, de vuelta a sus orígenes es muy evocadora. Me gusta especialmente la frase "Cargo la derrota sobre mis hombros", porque completa la imagen de lo que bien podríamos considerar un arquetipo.
    Me gusta, definitivamente me gusta, como muchos otros pequeños textos que has compartido en las últimas semanas.

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  2. Sesudo crítico incisivo13 de julio de 2011, 13:29

    Es una derrota matizada. La presencia de la mujer consoladora y la sopa la convierten en una derrota infantil, de niño chico. Aunque el hombre la vive como una gran tragedia, la mujer sabe que solo es otra de sus tonterías.

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  3. Como todo buen texto admite varias lecturas, o al menos, interpretaciones parciales de sus metáforas. Esas armas arrastradas evocan una flaccidez indisimulable demasiado cerca del ideal femenino (la paciente esposa). Al tiempo que resulta indiscutible, como apunta el sesudo crítico incisivo del segundo comentario, el tratamiento infantil que la esposa dispensa a su cónyuge. Obsérvese asimismo el doble tropo del primer verso, porque las armas, que ya son una metáfora, se comparan con cacharros de trapero, lo que es rizar el rizo. Luego, la guerra, metáfora de la lucha diaria o quizá de una aventura sexual extramatrimonial y fracasada, y vuelta a la sopa reflejo de la cotidianidad, de la falta de sustancia y sin embargo de alimento al fin y a la postre, ya fuera de escasa enjundia y fundamento. Se condensa mucha poesía en pocas palabras sin que esa densidad llegue al empalago. Bravo

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