"Yo ya viví" es potente rayando en los cacofónico. La sinalefa "trahis" y las tr de "nuestra" e "historia" funcionan bien. El primer verso es sonoramente interesante. El fondo significante de todo el poema no tiene tacha.
"fuimos felices", la aliteración de ese fonema efe es feo, yo finalizaría la frase sin efes, quizá con un "comimos perdices", que inmediatamente se asocia semánticamente al verso original.
Sin entrar en un análisis de estilo tan profundo como el del compañero Juanjo, sólo me queda decir que el texto es una elipsis mayúscula; en sólo dos frases se sugiere todo un ramillete de historias bastante más complejas que lo literalmente escrito.
El poema, si bien corto es su forma, es amplísimo por cuanto está lleno de sugerencias. El título evoca aquella "Carta de una Desconocida" de Sthepan Zweig que trata de un amor también inmediato e incondicional, por lo mismo apasionado. Los dos versos recuerdan más a Pessoa, el soñador. ¿Vidas soñadas o vividas? ¿Amores soñados o vividos? Se desliza hacia la preferencia por lo soñado en un mundo tan propio que acaba excluyendo al ser amado, en este sentido es sintomático ese "yo" (no un "nosotros") que ya vivió esa historia "nuestra". Me gustaría saber qué podría escribir de esto el rey de Zembla.
Me gusta comentar textos más amplios, poder referirme a los versos de un canto con un número de dos o tres cifras. En este caso, que el poema sólo tenga tres versos me impide cualquier crítica. Es como si fuera a emprender un camino que se corta y al primer paso ya estuviera cayendo por un precipicio.
Señor Le Roi. Es que usted analiza digamos que el esqueleto externo del insecto, pero la vida está dentro. Sumérjase, viaje a través del poema o, al menos, asómese al abismo como el buen Calamardo se ha atrevido a hacer, según deduzco de su comentario.
Estas cosas se escriben por andar oyendo a Fauré
ResponderEliminar"Yo ya viví" es potente rayando en los cacofónico.
ResponderEliminarLa sinalefa "trahis" y las tr de "nuestra" e "historia" funcionan bien.
El primer verso es sonoramente interesante. El fondo significante de todo el poema no tiene tacha.
"fuimos felices", la aliteración de ese fonema efe es feo, yo finalizaría la frase sin efes, quizá con un "comimos perdices", que inmediatamente se asocia semánticamente al verso original.
Sin entrar en un análisis de estilo tan profundo como el del compañero Juanjo, sólo me queda decir que el texto es una elipsis mayúscula; en sólo dos frases se sugiere todo un ramillete de historias bastante más complejas que lo literalmente escrito.
ResponderEliminarEl poema, si bien corto es su forma, es amplísimo por cuanto está lleno de sugerencias. El título evoca aquella "Carta de una Desconocida" de Sthepan Zweig que trata de un amor también inmediato e incondicional, por lo mismo apasionado. Los dos versos recuerdan más a Pessoa, el soñador. ¿Vidas soñadas o vividas? ¿Amores soñados o vividos? Se desliza hacia la preferencia por lo soñado en un mundo tan propio que acaba excluyendo al ser amado, en este sentido es sintomático ese "yo" (no un "nosotros") que ya vivió esa historia "nuestra". Me gustaría saber qué podría escribir de esto el rey de Zembla.
ResponderEliminarMe gusta comentar textos más amplios, poder referirme a los versos de un canto con un número de dos o tres cifras. En este caso, que el poema sólo tenga tres versos me impide cualquier crítica. Es como si fuera a emprender un camino que se corta y al primer paso ya estuviera cayendo por un precipicio.
ResponderEliminarSeñor Le Roi. Es que usted analiza digamos que el esqueleto externo del insecto, pero la vida está dentro. Sumérjase, viaje a través del poema o, al menos, asómese al abismo como el buen Calamardo se ha atrevido a hacer, según deduzco de su comentario.
ResponderEliminarAl anónimo. No me extrañaría que fuera usted la desconocida en cuestión. Gracias por este bello poema
ResponderEliminar