miércoles, 1 de junio de 2011

En el infierno de los santos

Errabundo. Hierro. Herrero. Errar al rumbo. Al rumbo incierto de un borracho a media tarde cuando todo el mundo duerme la siesta todavía. Grita en medio del vacío. ¡Soy un loco! Alguien le da la razón desde alguna de las lujosas viviendas. Una habitación en penumbra. Un anciano tratando de dormir. Demasiado calor para mi edad. Mejor estaría muerto como ese pobre loco que grita en la calle. Son demasiados años, señor. Castígame de una vez. Y se levanta, desnudo como está. Camina hasta la cocina atravesando estancias solitarias. Estoy solo. Piensa. ¡Soy un borracho! grita de nuevo el hombre desde la calle. Y yo soy un triste viejo rico. Que no tiene nada. Abre la puerta de la calle y observa al borracho junto a una farola que suma su impotente luz a la luz imponente del sol vespertino. Se miran.
El hombre vuelve a gritar. ¡Soy un viejo loco! Y se mira las manos. Ya no es viejo. No está desnudo y no está en su casa. Se siente embriagado. Mira hacia la puerta desde la cual un hombre le observa. Huye. Corre. ¿A dónde? A casa donde mi mujer y mi hijo languidecen por mi causa. Camina y camina sin saber a dónde le llevan sus pasos seguros. Cruza, atraviesa, sube. La mujer está sentada en la cama observando tristemente al niño que llora. Mira al hombre con indiferencia. El hombre recoge al niño en sus brazos y lo acuna. La mujer. El hombre. Todo ha cambiado. A partir de hoy soy otro hombre, dice. Ella no le cree. El la mira con ternura. Aún somos jóvenes. Empezaremos.
El loco cierra la puerta. Va a la cocina y busca, abriendo todas las puertas, hasta que por fin encuentra. Bebe. Bebe. Bebe. Todo ha terminado. Se dice. Soy un loco. Cae en el suelo del baño. La cabeza le golpea en la vasija. Una sangre negra, vieja, se derrama. Cubre el suelo una alfombra roja. Una muerte digna de un rey.

2 comentarios:

  1. Un gran texto: surrealista, bifronte, a un mismo tiempo cóncavo y también convexo. ¡!

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  2. Turbador, pero eficaz. He tenido que leerlo varias veces para entenderlo. Y aún así, tengo mis dudas.
    Bastante surrealista. Poético.

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