martes, 31 de mayo de 2011

Otra piedra, esta en el riñón

Los médicos me anuncian que tengo una piedrecilla molestándome en un riñón. Un amigo, para animarme, comenta que eso de tener piedras dentro tampoco es tan malo, mira las ostras, se les mete una piedra y al tiempo ya tienes una perla. Me someto a una sesión de litotricia (miércoles 25). Me meten en una máquina impresionante que mueve sus brazos alrededor mío, me encastra una almohadilla en el costado y dispara ultrasonidos. Ecos que retumban. Cañones lejanos bombardeando ese minúsculo enemigo atrincherado en el uréter. Soy un hombre de paz. Me mareo y se para la guerra. Se firma el armisticio. Gana la piedrita. Los médicos añaden que para que la intrusa salga tengo que dar saltitos – y el mismo médico me muestra cómo debo dar esos saltitos – así que me dedico a dar saltitos. Para disimularlos hago como que estoy corriendo pero sin correr. Observo con detenimiento a ver qué es lo que sale cuando meo. Lo mismo aparece una bolita nacarada que me permite algún caprichito, si la vendo, para compensar las fatigas que me ha dado. Aunque eso sería como vender un hijo. Al fin y al cabo ha salido de mi interior con mucho dolor. Dicen que los dolores de los cólicos se parecen a los dolores de los partos.

3 comentarios:

  1. ¡¡Estos médicos!!!, aunque los pacientes tampoco se quedan atrás...
    :)

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  2. Sea cual sea la causa de su mal
    es siempre un camino abierto
    entre tinieblas
    por el que adentrarse con valor
    en busca de la luz

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  3. Veo que la piedrecita esa sigue dando el coñazo. A ver si los ultrasonidos esos consiguen desintegrarla de una vez por todas.
    Idea para un relato: el paciente, al echar la piedra que durante tanto tiempo le ha tenido sufriendo un infierno, comprueba, no sin estupor y una sombra de sospecha, que es una pepita de oro. Después de esa piedra, vienen otras que van llenando el fondo del orinal.
    A la semana siguiente de tan doloroso y beneficioso parto, desaparece para siempre.
    Moraleja: se puede sacar provecho literario de cualquier experiencia, por dolorosa y amarga que sea.

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