jueves, 5 de agosto de 2010

Abducción

Se fundió la luz de la habitación de la plancha. Como no tenía un bombillo de repuesto, eché mano de una lámpara de pié que tengo en la otra habitación. Pero al ir a cogerla se le fue el pié y me quedé con el bastón en la mano. El pié es un círculo de hierro macizo en el que va enroscado el bastón, pero la rosca en el hierro se debe haber borrado porque no agarra el bastón por más vueltas que le de. De todas maneras puse el bastón por allí, apoyado en la tabla de planchar para remediar el problema.
Por la tarde ella me dijo, medio en broma medio en serio, que la trampa que le había puesto había fallado. No supe a qué se refería hasta que vi el bastón en el suelo, pegado a la pared para que no estorbara. Le expliqué lo que había pasado y ella concluyó que había que tirar esa lámpara de una vez y comprarnos otra si es que era necesario. No puedo tirar las cosas así como así, les cojo cariño; le respondí que primero iba a ver qué se podía hacer, si no encontraba un arreglo la tiraría y me compraría otra.
Esa tarde salí con la bicicleta para el centro de la ciudad. No me gusta llevar el coche por ahí debajo, es un caos. El bombillo es de una clase rara, no habitual, así que no se encuentra en cualquier tienda, recordé un sitio donde podrían vender esa clase de bombillos y allí me dirigí dando un paseo. Por el camino, junto a un contenedor de basura, había una silla de oficina medio desmontada. Alguien se había ahorrado el paseo hasta un punto limpio y confiaba ciegamente en la eficiencia de los basureros del ayuntamiento. Me acerqué a echar un vistazo y visualicé mi lámpara de pié, encastrando el bastón en el pie de aquella silla. Después de manipular un poco conseguí desprenderle el asiento y me lo llevé un poco aparte, para esconderlo detrás de un mato. Mas tarde volvería a buscarlo con el coche.
El resto de la tarde transcurrió como era habitual. Pero esa noche, a las 04:44 de la madrugada me desperté. Sencillamente abrí los ojos y, como estaba vuelto hacia el lado del reloj luminoso, vi que era exactamente esa hora. Sentí que ella se revolvía y le comenté el hecho curioso. Ella hizo un ruido extraño que no me aclaró si estaba dormida o despierta. Volví a dormirme enseguida.
Por la mañana puse el bombillo en la lámpara y luego estuve manipulando la base de la silla. Para que pudiera servir para lo que yo tenía imaginado, tuve que quitarle un aparato hidráulico que permite que la silla varíe su altura. Se trata de un tubo en el que hay inserto una vara de hierro. Cuando se empuja la vara dentro del tubo se comprime el aire. Un botoncito permite bloquear el mecanismo. Al pulsar el botoncito el mecanismo se libera y la presión del aire expulsa la vara – que tendría como cometido elevar el asiento. Conseguí luego encastrar el bastón de la lámpara en la base de la silla y lo aseguré con papel y cola que encontré por la casa.
Esa noche me volví a despertar a las cinco menos cuarto. Me pareció curioso que el cuerpo tuviera esa precisión horaria. Pensé un momento sobre ello y al cabo del rato volví a dormirme. Por la mañana, al ir a lavarme la cara advertí en mi mano derecha una marca en forma de circunferencia. No se me quitó con agua y jabón, así que no se trataba de una mancha al apoyar la mano en alguna parte. Mientras tomaba el café estuve pensando dónde podía haber metido la mano para dejarme impresa esa marca, pero no logré averiguarlo.
A lo largo del día me volví a tropezar varias veces con ella, verificando que tampoco se trataba de una simple marca de apoyo, que suelen desaparecer al poco tiempo cuando la presión sobre la piel deja de producirse y la piel recupera su tensión. Como no encontraba explicación, la olvidaba, y cada vez que me miraba la mano volvía a surgir la curiosidad.
Esa noche, por tercera vez, me desperté a la 4:44 de la madrugada. Ahora, instintivamente me miré la mano. En la oscuridad, tan sólo bajo la levísima luz que irradiaban los dígitos del reloj se podía ver perfectamente el círculo rojo tenuemente iluminado.
Esa mañana me levanté preocupado. Me empezaba a escamar la puñetera mancha en la mano. No desaparecía. Le comenté la cosa como si fuera una casualidad: la hora a la que me despierto y el hecho de que me diera por mirarme la mano. Me di cuenta de que contado así parecía un fatalismo aunque mis palabras simularan quitarle importancia. Ella también lo advirtió y sugirió la posibilidad de que fueran los signos inequívocos de que estaba siendo abducido por extraterrestre, que la marca fuera el equivalente a un pinchazo para extraerme sangre –ellos usarán sus aparatos extraterrestres que no tienen por qué ser agujas – y la hora era exactamente el momento en que me dejaban de nuevo después de haberme hecho todas la pruebas. La historia estaba muy bien tramada, pero en esencia lo que me estaba queriendo decir era: déjate de gilipolleces. Es el tipo de consejos que siempre le agradezco porque me retornan a la tierra de la cual soy muy propenso a salir volando.
Acabé de pintar mi nueva lámpara de pie y luego cogí el tubo hidráulico y me puse a pensar en qué es lo que haría con él. Lo más inmediato era tirarlo a la basura, pero me resisto a tirar las cosas, y esta no era una simple cosa, sino todo un mecanismo. Si no le encontraba una utilidad ahora, sin duda más adelante le saldría una. Mientras meditaba, empujaba la barra, para lo cual había que apoyarse firmemente sobre ella, con la palma de la mano empujando el botón, echando el cuerpo encima. Una vez insertado toda la barra dentro del tubo había que liberar el botón inmediatamente para dejarlo bloqueado. A la tercera vez que hice esto me di cuenta de cual era la mano que apoyaba sobre el botón y cuál era el origen de la marca circular en mi mano. [Eran las 16:44 de la tarde.]

6 comentarios:

  1. Kjugund anariua hdsaawbuio.

    Saludos humano.

    Jiukaa sapeton onolate sin.

    Nos ha gustado tu relato.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado. El final queda algo misterioso. La coincidencia de la hora de la tarde con la de la madrugada, junto a que no haya explicación para que dos noches seguidas te despiertes a la misma hora, crea una grieta inquietante a la explicación posible de la marca en la mano. Me ha gustado.

    ResponderEliminar
  3. ¡Cuidado! Este tipo de hechos extraños siempre van acompañados de una explicación “aparentemente” lógica.

    ¡Un saludo!

    ResponderEliminar
  4. Observar la imagen en negativo. Tiene un cierto aspecto de mapa interestelar: el círculo cruzado por una línea podría ser una galaxia, debajo hay un punto, que sin duda hace referencia a un planeta. Tal vez no sea una galaxia sino un sol. En fin, el mapa está ahí y hay que interpretarlo.

    ResponderEliminar
  5. La semana pasada amaneci igual solo que ami se me obserban 4 puntos dentro del circulo y se ciente una pertuberancia no duele tengo fotos que debo hacer??

    ResponderEliminar
  6. Hola ase 3 años he despertado con esa marca en la mano izquierda nadie me cree tengo una única foto tomada con mi cel. Que después hizo un ruido raro y se apago, no tengo recuerdos me gustaría saber que hacer gracias

    ResponderEliminar