Soy un intolerante con mis amigos.
No soporto que opinen distinto que yo.
Primero, porque están equivocados; y me duele verlos sumergirse en el error con esa inconsciencia.
Y segundo, porque los aleja de mí que ya estoy bastante solo.
No es, pues, una cuestión de soberbia, sino de compasión. Por ellos y por mí.
Así que nuestras discusiones son violentas. Aunque sólo de palabra.
Me enerva el ánimo verlos persistir en su error teniendo al alcance de mi voz la verdad.
A tus amigos también nos duele ver como persistes y te revuelcas en tus propios errores.
ResponderEliminarLe sugiero que sea condescendiente con los ciegos, majestad.
ResponderEliminarNo podemos estar los dos equivocados, ¿adónde iría el mundo en ese caso? Tu exceso de soberbia me duele aún más, Calamardo. Aprende de la humildad de Juanjo.
ResponderEliminarCreo que coincidirá totalmente conmigo en que la humildad es la virtud de los mediocres.
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