jueves, 22 de abril de 2010

Pájaro siniestro

El paraguas cuelga del perchero detrás de la puerta.
Cada vez que alguien entra o sale pendulea haciendo avanzar el tiempo en un reloj surrealista.
Pronto marcará la hora prevista y un extraño pájaro saldrá por algún agujero a cantar con un horrible graznido, quizá la hora de mi muerte o tal vez que va a empezar el fin del mundo.

Cuando llueve, el tiempo se detiene, porque lo descuelgo y me lo llevo puesto para que las gotas de frío con que el destino me acribilla no me calen el alma.
Y el pájaro impaciente se remueve en la oscuridad de mi interior rasgando con rabia las paredes deterioradas.
Pero el pájaro está también oculto en las paredes de este cuarto desde donde, cuando estoy solo, lo oigo suspirar inquietantemente.
En esos momentos agradezco cualquier compañía.
Es entonces cuando espero la salida del sol que me libere de esta noche siniestra, y, para acelerar el tiempo, me acerco al paraguas y lo golpeo disimuladamente.
Al volver a mi sitio oigo reír al pájaro, pero su risa no me tranquiliza en absoluto.

4 comentarios:

  1. A lo mejor me columpio, pero al leer el texto me ha dado la impresión de qué Poe se ha apareado con Cortazar y han parido el texto.

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  2. No te diré que no tuviera al bueno de Poe en la cabeza, ¿pero a Cortazar? ¡Nunca! Es más probable que la sombra sea de Agustín Espinosa.

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  3. Me gusta mucho el relato, sea quien sea el que estuviera en las sombras, lo importante es lo sombrío que ha quedado. Te felicito.

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  4. Magnífico. A mi me suena a Ricardo. Con todas las lecturas detrás pero con un aire surreata que no conoció Poe y en el que Cortázar no se zambulló a fondo porque no le dió la gana. Muy de Ricardo y su inquietud surrealista que sé que la tiene. Además ¿el paragüas no es también de la órbita surrelista? O me columpio yo también.

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