Tenía un semblante preocupado, casi triste, que le intrigó ¿en qué estaría pensando? y se preocupó a su vez pensando en lo grabe que podría ser. No quiso distraerse y se levantó por el otro lado para ir al retrete. Cuando volvió estaba definitivamente llorando a mocos como nunca se había visto llorar. Sintió tanta lástima por sí mismo que comprendió enseguida su angustia y la compartió sin remedio. Decidió volverse a sí y tratar de ayudarse en lo que pudiera y postergar para otra ocasión la huida.
Muy bien...muy bien jugado.
ResponderEliminarSaludos capitan