miércoles, 1 de octubre de 2008

Una llantina tonta

Ahora tengo un virus que al pinchar en google uno de los resultados de búsqueda, me lleva a otro completamente distinto, generalmente con publicidad. He intentado eliminarlo y no he podido. Me ha entrado el pánico y por un momento he imaginado un futuro en el que esa es la norma:

andas por el ciber mundo como por una selva, siempre temeroso de que tras cualquier cortina de lianas, desde cualquier enmarañado seto, te salte una tia en pelotas que te obliga a mirarla y te invita a que pagues para seguir mirando mas, o peor un señor que te amenaza con un virus y te tranquiliza mostrándote el antivirus que puedes utilizar, si lo compras, para quitártelo de encima.

De repente me han entrado ganas de tirar el ordenador a la basura y no volver a entrar en internet. He pensado que la única forma de librarse de esos peligros, de tener que estar siempre al acecho, con el escudo levantado, es no poseer nada, no participar de los juegos sociales. Eso significa aislarte. No mirar internet, para no ser víctima de estos abusos, no tener correo para no recibir constantes spams, no mirar la televisión para no ser masacrado por la publicidad. Pero también no conducir para no ser víctima de conductores agresivos, no salir por las noches para no ser víctima de borrachos agresivos, no poseer demasiadas cosas para no ser víctima de la envidia agresiva.

Se harta uno de tener que estar siempre a la defensiva, se cansa uno del miedo constante, de evitar la espontaneidad que cualquiera podría aprovechar para agredirte de alguna de las maneras.

Pero, ¿qué coño mueve a la gente a joder al otro? ¿Por qué está el youtube lleno de videos de imbéciles agrediendo a gente despistada? ¿Y sobre todo por qué consideran que eso es gracioso y digno de mostrar a todo el mundo?

No comprendo a la humanidad. No comprendo a la gente. Hoy alguien contaba un relato sobre alguien que tenía un problema y pedía ayuda, y de alguien que le había ayudado... y me eché a llorar.

1 comentario:

  1. Si te sirve de consuelo, el lunes casi lloro también, desayunando en la cafetería con el periódico en la mano. Salgo cinco minutos del estrés de la oficina y me encuentro con el hermano de la violada y asesinada Cathaysa degollando a "un amigo". Paso página y vienen las estadísticas de niños abandonados después del parto por sus madres en los hospitales...en fin acabaremos matándonos como cochinos hacinados, con esta mierda de vida que llevamos. Todo prisa y locura.

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