"(1)Desgraciadamente, cuando alguien muere, sus familiares creen que ya con la Misa de funeral tiene bastante...¡Qué poco saben de la otra vida!...(2) Si en vez de tantas lágrimas, coronas, flores y mausoleos caros, se acordaran de rezar por ellos, de dar limosnas en su nombre y de decirles misas - (3)las Misas Gregorianas serían las ideales, pues tras treinta misas seguidas aplicadas al mismo difunto, según privilegio en la Iglesia, el alma del Purgatorio sube al Cielo - así acertarías.(4) ¡Pero nadie escarmienta en cabeza ajena!, y mientras sus familiares difuntos sufren los tormentos y llamas del Purgatorio, ellos viven sus vidas olvidados totalmente de quienes vivieron, sufrieron y se sacrificaron por su bienestar.(5) No seas tú de éstos y tenlos en cuenta con tus oraciones , limosnas y sacrificios y, sobre todo, con la Misa, remedio por excelencia para sacar almas del Purgatorio. (6)Ellos saben lo que tú haces en su favor y jamás olvidarán el gran beneficio que les haces al aliviarlos en sus dolores y sacarlos del aquel lugar de fufrimiento.(7) Las almas del purgatorio jamás permitirán que pasen hambre quienes piden, rezan o encargan misas por ellas. No lo olvides.(8) Si tienes dificultades para decirles misas a tus difuntos en la parroquia, puedes escribir a ... y allí te dirán mediante un donativo, las misas que quieras, incluso la Gregorianas. (9)Si no tienes medios económicos para decirles misas a tus difuntos no olvides que después de la Misa, el Rosario es la oración más eficaz aplicable a los difuntos."
En primer lugar, este es un panfleto publicitario. Publicita (8) a un organismo que por un donativo celebra Misas, nada menos que Gregorianas, por tus difuntos. Magnifican su producto (3) para darle valor por encima de otros productos semejantes (las Misas corrientes), señalan al cliente (5) directamente para que se sienta aludido de forma individual, y dejan claro que no es gratuito (9). Incluso, tergiversan un poco la "realidad"(4) para incentivar la adquisición al describir los sufrimientos del Purgatorio de manera semejante a como se describe el Infierno. Pero como contrapartida te indican los beneficios de adquirir su producto (6).
Después me llama la atención la absoluta ingenuidad - desde mi punto de vista - de ofrecerte un absurdo a cambio de un absurdo. Algo así como - recordando un tango de Goyeneche - "no te pongas media sandía en la cabeza por sombrero, ponte a cambio medio melón". Si ya es suficientemente estúpido lo de las coronas, flores y mausoleos (2) que, desde un punto de vista económico, al menos fomenta el consumo, no les diré qué pienso de encargar misas a cambio de limosnas (yo le llamaría comprar). En cuanto al hecho de cuantizar exactamente en treinta misas el número de necesario - de las Gregorianas, que son las mejores - me pregunto cómo se valorarán esas cosas. ¿A cuánto estará en Misas corrientes, la salida de un difunto del purgatorio?
Lo último (9) ya me rebela un poquito. Es la constatación de que la Misa es un producto comercial que solo está al alcance de quienes pueden pagarla. Quienes no pueden pagarla deben contentarse con un producto de menor calidad.
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Aunque no soy creyente, creo que soy pefectamente capaz de comprender que esto no tiene nada que ver primero, con las enseñanzas de Cristo, que rechazaba precisamente todas las paparruchadas semejantes que se montaban en torno al Templo y, en segundo lugar, con el hecho religioso, con creer en una vida más allá de esta vida que está condicionada a tu comportamiento en ésta. Estos tíos han despojado de toda espiritualidad a la manifestación religiosa y la han convertido en un cúmulo de gestos económicos -de nuevo, también, en contradicción con las enseñanzas de Jesucristo -, en el sentido de tantos gestos tantos puntos para la salvación, da igual lo que pienses, lo que sientas, al respecto.
Precisamente leyendo estos días a Eça de Queiroz, ponde en letra del ficticio Fradique Mendes una opinión que viene a decir (y remitiría al original porque mi memoria es muy mala) que a la mayoría de la gente lo que queda y por lo que valora una religión y la sigue es por sus ritos, por la cáscara, por la manifestación externa. Creo que la Iglesia, sin ir más lejos, perdería muchos adeptos si rebajara el tono de su ornato, los vistosos solideos, mitras; las perigrinaciones a los santos sitios donde se custodian las reliquias, etc. Desgraciadamente, esa publicidad funcionará.
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