Esta mañana escuchaba en el programa de radio - que oigo cada mañana durante un buen rato - No somos nadie, se burlaban de las dificultades del habla de la madre de Mario Conde, al que, por cierto, entrevistaron en televisión y también ponían no demasiado dignamente. No comprendo la gracia que tiene la observación de los problemas de dicción de esta mujer , por otra parte - por la voz parecía tener bastante más que avanzada edad - probablemente perfectamente justificados
Nunca he conseguido reirme con los programas de vídeos. Me refiero a esos que incitan a la gente a sacar en vídeo las caídas de sus familiares - cuando no a provocarlas - y que luego ponen por televisión acompañando el golpe con un coro de carcajadas. No quiero categorizar, pero siempre he dudado del nivel intelectual (lo estoy diciendo finamente, en realidad lo que pienso - y la realidad observada desde mi conciencia siempre me lo confirma - es que son rematadamente imbéciles) de los que en lugar de compadecer al que cae, dan un paso atrás y rien observando a la acomplejada y culpabilizada víctima.
El otro día vi una película norteamericana en la que ocurría un hecho de estos: en una discoteca, una chica que llevaba unas copas resbalaba y caía tirando las copas y a ella misma por el suelo. Todos paraban de bailar, miraban, señalaban y reían. Y luego continuaba la película sin darle importancia a lo ocurrido. Como si fuera lo más normal y bueno burlarse del que sufre. Lo único que me dice esto es que españoles y norteamericanos estamos hermanados en esta clase de imbecilidad.
Entre estos tipos de programas de vídeos, tampoco me hacen puñetera gracia los que llaman de "cámara oculta", en particular esos en que un "gancho" solicita la ayuda de una "víctima", la cual le presta de buena fe, para luego dejarla completamente en ridículo o metida en una situación que hace que se arrepienta de haber decidido ayudar a un desconocido. Aunque después, desvelado el engaño, sonría confusamente, cuando probablemente lo que hubiera deseado es machacarle la cabeza al "gancho"
Creo que este tipo de programas, de modelos televisivos, van calando en la inconsciencia de la gente, en la mía propia que los rechazo, cuánto más en las de los que disfrutas "a tope" con ellos, y creando patrones de comportamiento social que se contagian con mucha facilidad y nos vuelven cada vez más desconfiados de los otros, incluso de los más próximos.
Dan miedo estos "medios de difusión masiva de estulticia", que nunca tendrán un Bush que los persiga con férrea obsesión.
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