lunes, 19 de noviembre de 2007

Mi subsonsciente y yo

Tengo la horrible sospecha de que mi subconsciente es mejor que yo.

Me ocurre incontables veces que inmerso en alguna tarea con todas mis capacidades racionales en activo no hay manera de resolverlas y que luego, en el coche, distraído oyendo la radio, me salta una idea resoluta a la mente, como tirada con desprecio a la cara.

Toco mal la guitarra porque me empeño en seguir los cursos ordenadamente y nunca los termino, pero cuando me dejo llevar un poco por la improvisación resultan agradables melodías que, si bien no apuntan al virtuosismo, podrían ser tomadas por música.

Cuando leo, si trato de memorizar las palabras el esfuerzo me resulta tan arduo que consigo lo contrario, mientras que si sencillamente leo por el placer de hacerlo, a los días me encuentro recitando trozos enteros de poemas que ni siquiera recordaba haber leído.

Todas estas pruebas me han llevado a pensar que mi subconsciente es mejor que yo y que vive en mí como constreñido por mi torpeza.

Lo horrible de mi sospecha es que creo que mi subconsciente lo sabe y que me desprecia por su superioridad. Creo que me reprocha que sea yo el que está de cara a la gente y, según él, disfrute de los beneficios de ser, al tiempo que desperdicia lastimosamente incontables oportunidades por incapacidad, cuando él podría haber hecho maravillas con la mitad de oportunidades.

Yo, muchas veces presa del remordimiento, le doy la razón y desearía poder darme la vuelta y ser yo el subconsciente de mi subconsciente.

Como él sería superior a mí viviríamos una vida de éxitos y oportunidades y el tendría la fuerza de voluntad suficiente para ignorar mis a menudo equivocadas sugerencias. Seríamos mucho más felices, creo.

R.

Al hilo de la anterior reflexión me estaba cuestionando si sería bueno que el subconsciente fuera "peor" que el consciente. "Peor" significa menos acertado en sus intuiciones, menos hábil en las matemáticas o la música, menos impetuoso con las mujeres que el consciente. Digo yo que debe haber una razón por la cual la mayor parte del iceberg esté debajo del agua.

Al parecer esa razón está relacionada con la fuerza de la gravedad y con las particularidades de los fluidos. Tal vez exista una interacción entre la fuerza de la gravedad del carácter con el fluido del espíritu del ser que lleve a enterrar en el subconsciente la mejor parte de nosotros. Que esté enterrado allí no significa que no esté actuando y compensando las debilidades de la cara vista. La punta del iceberg es la que choca con el titanic pero es la inercia de la gran masa sumergida la que le hace daño. Un subconsciente débil soportando un consciente poderoso no cumpliría las leyes del equilibrio del ser.

ergo: lo de darse la vuelta como un calcetín queda rechazado.

3 comentarios:

  1. Vaya. Me ha gustado bastante. Creo que terminaré devorando este blog.
    Saludos,

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  2. Siempre se agradece un lector más
    y ya somos... casi siete.:)

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  3. Bueno, quizás no haga falta darle la vuelta al calcetín, y baste con realizar algún ejercicio de escritura automática de vez en cuando para obligarlo a aflorar.
    De esta manera, se podrían aprovechar sus ingeniosas intuicios sin dejar de ser uno mismo.
    Por otro lado, el texto me parece muy ingenioso: engancha desde la primera línea, aunque creo que podría obviarse la parte añadida. Lo dejaría más en el aire, con cierta incógnita no resuelta.

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