miércoles, 8 de mayo de 2024

A cuentas con lo de la Humanidad y todo eso

 Yo no lo sé con certeza, pero probablemente no hay otra especie en la Naturaleza que pueda acabar con todo, digo toda vida, que el Ser Humano. Otras especies pueden producir mucho daño, pero en la producción de ese daño está implícita su propia extinción mucho antes de que el problema que generan sea cataclísmico. Me vienen a la mente las plagas de langosta, que una vez que se lo han comido todo se extinguen. Lo mismo le pasó a los Hunos aquellos que por donde pasaban no volvía a crecer la hierba; cuando regresaban a casa los caballos no tenían nada que comer y se morían de hambre y ellos mismo, que dependían del caballo para todo, acabaron extinguiéndose. Los propios virus tipo el Ébola, mata tanto y mata tan bien que en poco tiempo acaba con la población cercana y se extingue a falta de más huéspedes a los que chuparle el plasma o lo que sea. 

Con el Ser Humano ocurre que no solo la especie, un solo Ser Humano podría acabar con toda vida en el planeta. A lo mejor esto no es tan cierto como  nos creemos y las bombas atómicas tan solo pueden rascar un poco el tapizado, pero en algún momento estuvimos convencidos de que era posible y, de hecho, en más de algún momento hemos estado a punto de iniciar el proceso. 

Esto necesariamente es una anomalía en el plan de la Naturaleza. El plan de la Naturaleza, probablemente, creo que lo han dicho muchos biólogos, es mantener la vida mientra haya vida. Y cuando no haya vida, pues nada. Mantener los planetas y las estrellas equilibrados unos con otros con fuerzas y contra fuerzas, y cuando haya un desequilibrio pues al carajo y a empezar de nuevo. Ese es el plan de la Naturaleza. Aquí no hay plan. Es el asunto este de los monos escribiendo aleatoriamente en una máquina de escribir, si les damos el tiempo suficiente acabarán reproduciendo todas y cada una de las obras maestras de la literatura mundial de todos los tiempos. Claro que ese  « tiempos suficiente » tiene que ser aproximadamente infinito. (Y además para cuando acaben ya se habrán generado infinitas obras más de literatura etc., etc., etc.) 

Lo bueno que tiene la Naturaleza es que dispone de tiempo. Quién sabe cuántos universos previos se han formado hasta dar con esta fórmula de fuerzas y tabla periódica concreta. Algunos universos durarían una décima de nano segundo y otros durarían eternidades en comparación con lo que llevamos siendo en este. Hasta que se dio tal vez el caso de una anomalía que mandó todo al carajo. 

La vida en la Tierra está llena de eso. Todo iba bien hasta que un pedrusco se coló por el campo magnético, atravesó la atmósfera y ¡cataplúm!, todo lo que habíamos conseguido hasta ahora, para el carajo. Pero siempre quedaba algún ratoncito, alguna semillita enterrada y de ahí volvía a empezar todo. 

Tal vez el Ser Humano no sea peor que cualquiera de estos pedruscos. Después de los de Chernobill ya no le tenemos tanto miedo a los desastres nucleares. Aquello, por lo visto, es un vergel desde el que la gente no pasa por allí más que para hacer videos de youtube. Supongo que dentro de algunos años empezarán a salir monstruos, algo así como gusanos con orejas o patos cantando por Frank Sinatra, pero esto también es Vida y a la Naturaleza tanto le da Frank que Stein.

En fin, no somos tan peligrosos, pero somos peligrosos en extremo.  Cuál es la anomalía. 

La mente, la razón. Esta es la anomalía. Esto que tenemos como nuestra mejor característica, la más definitoria, es la anomalía. El hecho de que por medio de ella creamos que nos salimos del instinto pero no acabemos de quitarnos las cáscara de huevo de una puñetera vez. 

Hay una fuerte mezcla de instinto y razón en todos nuestros comportamientos que es la verdadera anomalía. Porque si bien la razón compensa las debilidades del instinto, también ocurre que bloquea sus bondades. La principal de ellas, me parece, la del someternos al equilibrio natural. Creo que nuestro principal problema es que nuestra razón nos justifica para ir contra la naturaleza incluso cuando esta tiene razón. Creemos que porque podemos debemos. Ya lo decía el divino marqués. Y no es así. Porque eso no es razonable. Lo razonable es que aunque podamos decidimos hacer o no hacer conforme a criterios racionales de supervivencia a largo plazo que es el criterio que le ha funcionado bien a la Naturaleza  durante millones de años. 

Hay que aprender a conjugar ambos criterios, el racional y el instintivo que todavía conservamos. Los prototipos de Ser Humano vivieron durante millones de años ante de decidirse a cuajar en el actual Ser Humano, millones de años. El Ser Humano actual apenas tiene, por lo visto 50000 años. Equivalen a 225 letras de las 4500 y pico que llevo escritas hasta ahora (desde el comienzo de este párrafo hasta el primer punto y seguido). Y en estos últimos dos mil años hemos conjurado El Fin Del Mundo, es decir, el fin nosotros, unas cuatro o cinco veces. Ahora estamos en una de esas etapas milenaristas, con lo del Cambio Climático y las Guerras Mundiales pendientes de desatar. 

No sé. No ha sido tan bueno que adquiriésemos razón. Hay que empezar a ajustar la razón a sus verdaderas dimensiones. O mejor dicho hay que empezar a ser razonables de una vez, porque siendo razonables lo primero que haremos será ajustarnos adecuadamente a los ritmos naturales, sin duda ninguna. Sin que eso signifique dejar de explorar nuevas posibilidades, que es otro de los dictámenes de la Naturaleza, explorar variantes por donde seguir expandiendo y manteniendo la vida. 

Mientras no salgamos de este tránsito en el que nos mantenemos con una racionalidad apenas apuntada, con una mente apenas explorada, seguiremos estando en la categoría de plaga. Podemos salir, pero tenemos que ponernos de una vez a pensar y actuar conforme a esa justa razón. Dejar de someter la razón al instinto (las mentes más  « inteligentes » se dedican a aplicar su inteligencia a actividades como ganar dinero vendiendo cocacolas, hamburguesas, coches y casas, para comprarse coches, casas, hamburguesas y cocacolas. Hay gentes inteligentes que cobran 100 000 euros por día y creen que eso es una compensación por su inteligencia) que es lo que actualmente hacemos y tratar de someter el instinto a la razón.

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