martes, 1 de diciembre de 2020

El cajón de las tareas pendientes

 

Vengo pensando que hay muchísimas cosas, triviales en su mayoría, que proyecto hacer, pero que no hago; que pospongo hasta que sea «su momento», quizá dejando pasar su momento que es, muchas veces, el momento en que se me ocurre hacerlas; y que se van acumulando ahí, en el cajón de tareas pendientes. 

Son cosas, ya digo, sin importancia: ir al cine, salir por las tardes, hacer un viaje, escribir un libro, hablar con alguna persona que me interesa por una u otra razón, leer algún libro, abandonar el trabajo, suicidarme...Las voy dejando por simple pereza o porque su realización me genera mucho trajín y no es el momento, o porque no encuentro una motivación compensadora de tanto esfuerzo, o simplemente porque no encuentro una motivación para hacerlas, o porque preveo por adelantado la inutilidad del acto.

Muchas dejarán de tener relevancia, otras perderán vigencia y otras envejecerán esperando y siempre estarán latentes; pero solo unas pocas se realizarán. No las más interesantes, no las más trascendentales; apenas las que su materialización no estorbe demasiado el hábito de vida mediocre y sin sobresaltos que se ha hecho fuerte en mí.  

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