Siempre te pregunto y tú siempre me respondes ambiguamente. Ahí va una vez más: ¿todavía me quieres?
No.
¡Vaya!, echo de menos tu famosa ambigüedad.
Peeeero, puedo matizar.
Así me gusta. Confiaba en ti.
Quererte, quererte, así, quererte, yo creo que ya no te quiero. Pero no cabe duda de que pienso mucho en ti. Y que todavía quiero a aquel recuerdo que ya no eres tú...
Donde hubo algo queda, dice el refrán.
¡Eh!Aquí el de los refranes soy yo.
Es cierto.
...Y ahí voy, quiero decir, que en tanto en cuanto, dicho en términos vagos, eres la misma persona que aquella a la que amé, y que aún sigo amando a aquella persona, pudiéramos decir que todavía te amo como recuerdo viviente de aquella persona que fuiste.
¡Oye, que no me he muerto!
Pero has mudado de piel muchas veces, y de carácter, y yo, bueno, yo tampoco soy el mismo, sino otro que ha heredado los recuerdos de aquel que fui, y sus hábitos, que conservo, siendo otro, por nostalgia, pudiéramos decir, o por debilidad, o por vacío, es decir, por no tener con qué rellenar ese vacío que quedaría si me olvidara definitivamente de ti.
Entonces sí que me quieres.
Psé, un poquillo.
Es que eres un romántico. Pedante, pero romántico.
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