miércoles, 13 de mayo de 2020

Pornocracia, qué bonita palabra, y encima ellos quedan como Papas

Leyendo a Pío Baroja, Cesar o nada, de la trilogía de Las Ciudades, Cesar, después de haberse empollado el Baedecker cuenta una historia a don Calixto y al canónigo don Justo (César temió que don Justo fuera uno de esos ratones de biblioteca que saben la mar, pero en cuanto le oyó decir «haiga» y «mismamente» se quedó tranquilo). Era la historia de Teodora y Marozia que durante cuarenta años cambiaron los Papas como quien cambia las cocineras.
César es muy sarcástico y muy descreído. Se burla mucho de la institución eclesiástica, así que no me fío demasiado de su historia y voy a comprobarla en la sincopedia virtual.

En efecto, Mariozia, era hija de Teodora, y en 907 se convirtió en la amante del papa Sergio III. Durante veinticinco años dirigió la política papal, periodo que luego fue llamado pornocracia. Dice que influyó en la elección de hasta seis papas y en la muerte de otros cuantos. Se casó con un tal Alberico al tiempo que tenía un hijo del papa, que Alberico reconoció. Cuando murió Alberico casóse con Guido de Toscana, hermano del que luego sería rey de Italia, gracias a la influencia de esta mujer y su marido. Tuvieron que luchar mucho contra el papa en ese momento, un tal Juan X, que se oponía a los planes de Maruziña y su marido Guido. Era cosa personal, porque por lo visto este Juan X tuvo tratos carnales con la madre de Mariozia, Teodora, y, insinúan las malas lenguas, que no sería descabellado pensar que Juan hubiera influido en la genética de Mariozia. Se llevaban a matar como padre e hija. Y cuando el hermanísimo subió al trono su primer acto consistió en patearle el culo al Décimo Juan hasta dejarlo fuera de la silla papal.
Cuando muere su segundo marido cásase ella con el cuñao, es decir, el rey don Hugo para lo cual este tuvo que anular su anterior matrimonio. Pero, ¿eso se podía hacer? Bueno, si el Papa lo dice, como es infalible… no falla. Así que le preguntaron al papa, “hijo, ¿verdad que el matrimonio de este hombre no valía y que el bueno, bueno, va a ser el nuestro”, y dijo el papa, “sí mamá”. El papa era un tal Juan XI, de «padre» Alberico y madre Mariozia.
Después el otro hijo, Alberiquito, se mosquearía con el nuevo matrimonio, porque él mismo perdía patrimonio, y se rebeló. Pero esto, amiguitos, es otra historia.

Me llama la atención lo circular de esta historia. Mariozia se carga la carrera de su presunto padre Juan X y Alberiquito se carga la carrera de su madre Mariozia. Y lo locos que están estos romanos.



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