lunes, 6 de abril de 2020

Querida P.

Querida P.
No he podido olvidarte. Y me estoy destrozando la vida. Me han recomendado un terapeuta muy bueno y he ido. Le he explicado y él me ha dicho que la única manera de librarme de tu pensamiento obsesivo es aprendiendo a odiarte. El tipo es muy convincente y yo soy muy influenciable, así que probablemente acabaré odiándote. Perdóname.

Querida P.
Ya sabes que no puedo mentir. Le he explicado que te he escrito ese último mensaje. Y me ha exigido, para continuar con la terapia, que te escriba otro diciendo que ... (no es verdad) te odio. No te preocupes. Esta es la última vez que te tengo que escribir.

Querida P.
El terapeuta dice que tal vez no fuiste conmigo del todo sincera, ¿tu qué crees?.

Querida P.
Al parecer sí que te odio. Bueno, yo no lo sé, puede que sí.

Querida P.
Me has destrozado la vida. (Pero si yo no tenía vida antes de conocerte...)

Querida P.
Por más que el tipo insiste no puedo odiarte. Y eso le revienta mucho. Creo que por eso me sube las cuotas.

Querida P.
El terapeuta me tiene preocupado. Se refiere a ti con palabra muy duras. Pero no te conoce. ¿Qué le habré dicho?

Querida P.
El terapeuta te odia a muerte. No sé qué le habrás hecho.

Querida P.
Empieza a darme miedo este tío. Pero me da más miedo decirle que quiero dejar la terapia.

Querida P.
Estoy pensando en viajar. El terapeuta no hace más que acosarme. Ha comprado una pistola y dice que tengo que matarte o lo hará él.

Querida P.
El tipo es rubio. Alto. Muy simpático cuando está de buenas. Te lo digo porque, si lo ves: ¡corre!.

Señorita P
Su ex novio era un blandengue. No ha podido soportar la separación. Yo he hecho todo lo que he podido, pero no hacía caso de mis consejos en la terapia. He estado mirando sus mensajes. No me hacía ni caso. Así no hay manera de avanzar en el tratamiento. Lástima.

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