miércoles, 12 de febrero de 2020

Gatito, gatito

Si me dijeran «pide un deseo», te pediría a ti. Como quien pide un gatito u otro animal de compañía. Ya sé que no está bien desear poseer un alma. No te poseería, solo te tendría. Te amansaría hasta que te acostumbrases a mí y luego nos ignoraríamos mutuamente, pero sabiendo que estamos ahí, que si estiro la mano encontraré tu lomo, que si necesitas rebujarte encontrarás mi vientre.
Nada te extrañará. Si entras en mi interior encontrarás casa amueblada. Te sentirás cómoda como si ya hubieras vivido antes aquí, aunque nunca hayas estado.
Eres la ilusión de cada día, como los números de la once, pero, como decía mi abuela, yo no tengo suerte. Supongo que la vida sabe a quién le reparte y cómo y que ese premio gordo no me está destinado. Al fin y al cabo yo ya soy funcionario de carrera, y me basta con un reintegrillo de vez en cuando para sentirme afortunado. Soy afortunado, qué caray, tengo recuerdos, tengo sueños. Y un amor imposible que los alimenta. Mira tú por dónde, soy auto sostenible. ¿Qué más se puede pedir?

No hay comentarios:

Publicar un comentario