martes, 14 de enero de 2020

Algo sucede: yo

Dice Fernando González Ochoa en Cartas a Simón, su hijo, que el Hombre es como una bola de billar que reacciona a lo externo y va hacia donde la dirigen. Dice que la única libertad se ejerce tras el entendimiento, solo si comprendes eres libre.
Habla de la razón. La razón es la que nos hace libres, si algo nos puede hacer libres. La pasión (el corazón) está sujeta a todo tipo de manipulaciones e influencias que, además, nos negamos a ver porque creemos que en ella, la pasión, las emociones, está nuestra verdadera identidad humana, más que en la razón, que llamamos, despreciativamente, «fría».
Dice FGO “el balance de mi vida de 58 años ha sido aterrador: nada de lo que he hecho lo hice yo, sino que lo hizo mi medio ambiente, la causalidad universal por medio de esta bola llamada FG” (dice pelota pero yo pongo bola porque remite al símil del billar)
Esto me recuerda a un poema de Federico García Lorca, Carta a Regino Sainz de la Maza, “y ninguna de esas horas muertas me pertenecían, porque no era yo el que las había vivido“, “y por un instante lo comprendí todo, yo vivo de prestado, lo que tengo dentro no es mío”.
Creo que obedece a la misma sensación de que no es uno el que vive sino que uno es un instrumento de algo que se vive en uno. Como dice Gurdjieff: el Hombre no ama, no odia, no desea, no construye, todo esto SUCEDE 

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