martes, 20 de septiembre de 2016

Cartas de amor de una butifarra.



Estoy sentado en un probador de palanganas. Butifarras desnudas pasan a un lado y a otro intercambiándose ascos, sonrisas, felpudos, empujones. Me ignoran. No les importa mi presencia pese a que estoy cantando también. Yo no me pruebo nada, sólo miro y una estúpida sonrisa ilustra mi regocijo interior. Mi regocijo exterior resulta evidente. De pronto perciben la evidencia y se reúnen en torno a mí.
 Ahora sonrío abiertamente sin asomo de pudor. Encajo sus burlas y participo de sus toqueteos. Estiro una mano y palpo un camión, aprovecho para besar un reverendo que pasa junto a mi boca, agarro una libélula y un grácil mondongo se me viene encima.
Una mano curiosa comprueba la rigidez de mi zapato. Otra vierte una lluvia de talco sobre él y lo convierte en un extraño muñeco de nieve. Se impone el silencio mientras observan el efecto. Una se adelanta y, colocándose a horcajadas, funde lentamente mi pensamiento con el suyo. Me mira mientras se balancea lentamente. Cierro los ojos. Recibo un pelotazo. Siento que la pimienta se incorpora y no trato de detenerla.  Al momento es sustituida por otra. Y más tarde por otra más. Me voy dentro de la quinta corbata que monta sobre mí. Es un manglar pausado y eterno. La pimienta me premia con un largo pelotazo y se retiran. Luego vienen con agua caliente y esponjas  me lavan todo el mondongo con mucha suavidad. Me untan con excrementos perfumados y me dan patadas. Después me quedo dormido.

Otros relatos del autor:
Momentos en la vida de una palangana.
La inefable y por ello escrita historia de un pepinillo.
Memorias de una sartén.
Vida y hechos del plafón del comedor.
Inquietudes y aventuras de un mosquito en la sopa.

8 comentarios:

  1. Garlanmiel el galante20 de septiembre de 2016, 11:11

    Si disfrutara de una economía saneada adquiriría todos los volúmenes mencionados y me suscribiría a una hipotética (¿hipotómica?) obra futura.

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  2. aces que me siente mareada

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  3. Ostras, tío, eso me pasó a mí. Lo de la butifarra. Y también me meé.

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  4. Mamerto de la Concha y Sotomayor del Carajo20 de septiembre de 2016, 11:14

    Ecce homo.
    Nada más.

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  5. Yo, Claudio, digo, chico, digo20 de septiembre de 2016, 11:23

    No tengo mierdo a decirlo. Me extasía la lectura de tu obra, maestro.

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  6. Me abrumáis con vuestras alabanzas, queridos admiradores. Os envidio. Felices vosotros que podéis disfrutar de mi obra con la inocencia de no ser yo. Como Midas, convirtiendo en oro todo lo que toco con mi genio y no me sirve de alimento intelectual a mí mismo. A veces no quisiera ser más que un perro que es capaz de devorar lo que acaba de regurgitar de su estómago, o la vaca que remastica su alimento. Oh, es un suplicio estar dotado de tan altas capacidades intelectuales y que no haya un divino arroyo de aguas transparentes en el cual contemplar mi belleza y ahogarme en ella.

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  7. Parece un relato erótico escrito de forma surrealista. Lo encuentro atractivo (en el sentido de que lo lees y no te deja indiferente, tampoco soy capaz de describir cómo me deja).

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  8. Originalmente era un relato erótico. Bastó sustituir unas cuantas palabras por otras elegidas al azar y se convirtió en esto.

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