miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Cuánto somos? ¿Cuál es el grado de nuestra existencia?

¿Necesitamos la confirmación de los otros para saber que existimos? Yo tiendo a creer que sí, que de alguna manera. La búsqueda de fama, de prestigio, la simple satisfacción de saber que los demás te tienen en buena consideración, el hecho de que eso te provoque una sensación de satisfacción me lo confirma. Hay gente que lucha por estos propósitos de manera explícita, se auto llaman competitivos. Buscan lograr la satisfacción de saberse «mejores» que otros en algo,  haciendo cualquier deporte, en la buena realización de su trabajo, «búsqueda de la excelencia» le llaman, o también «ser autoexigente», o simplemente buscando una fama sin base, hacerse conocidos de muchos por cualquier medio. Hay, por el contrario, otros que rehuyen todo tipo de competición, pues se consideran incapaces de vencer a nadie en ninguna lid, dicen de ellos que tienen baja «autoestima». Hasta los que se consideran bastante satisfechos consigo mismo sostienen esa satisfacción, aunque no la reconozcan, en el hecho de que los demás le confirman que tiene razón en sentirse satisfecho consigo mismo.
Esto de «saber que existimos», es como muy trascendental, por supuesto que sabemos que existimos. Pero no sé otra manera de explicarlo. Y qué más da si existimos, pero no tenemos confirmación o a nadie parece importarle demasiado que así sea o no. Pues sí que debería dar. Obviamente existimos, lo sepan los otros o no. Basta con que exista algo que dude que existe para que efectivamente deba existir algo en lo que surja esa duda. Es un razonamiento lógico. Pero nuestra mente no es exactamente lógica. La lógica solo son unas gafas. Que nos han venido muy bien para construir puentes, levantar edificios, extinguir especies y todo eso, pero aún no para comprendernos. Deberíamos ser auto suficientes, y acudir a los demás no como confirmación o soporte, sino como semejantes, pero, sospecho, la mayoría dependemos de la opinión de los demás para construir la opinión que tenemos de nosotros mismos.
Bueno, creo que todo esto ya se ha estudiado en psicología cuando se habla de la necesidad de pertenencia a un grupo y lo que provoca el miedo, generalmente más prospectivo que real, a ser excluido. Pero, ¿esa necesidad de pertenencia al grupo, es solo instinto de protección, de estar arropado por una manada? Puede ser, pero como la mente sublima, muy bien puede derivar en el hombre a una especie de gradación de la sensación de existencia. Cuantos más nos conocen más «fuerza» de existencia tenemos. No sé. 

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