martes, 10 de junio de 2014

La niebla


¿No has tenido a veces, no sé,
 esas mañanas que sales medio
dormido a pasear al perro, mirando
para un banco vacío mientras el perro
mea, esa sensación de vivir inmerso
en una niebla muy densa que apenas
te deja percibir fantasmales
sombras vaporosas que te obligan
a imaginar todo el tiempo de quién
pueda tratarse, si es amigo o
enemigo; que te hace creer que eso
que has visto de pronto en un claro
repentino y que desaparece antes
de que casi seas consciente de ello
era exactamente una certeza
pura y diáfana, que cuando tratas
de atraparla desaparece o ya
 es, era ya tal vez, otra cosa;
y te aferras a la creencia de que
 si la niebla desapareciera,
al menos por el tiempo suficiente,
lo sabrías, exactamente lo sabrías,
 y ya no importaría la niebla porque
todo se habría vuelto claro y diáfano
 y preciso;
                    y entonces el perro termina
 la meada y continúa olisqueando y tú
 vuelves a ver el banco y el perro tira
 de ti porque hay por ahí otro perro,
y desaparece la niebla y es
el parque otra vez y el día que comienza
medio frío a pesar de que casi es ya
verano, y no tienes muchas ganas de
continuar la lectura de esas tontas
historias de las Cruzadas?



Leo a unos poetas catalanes. A mí lo que me parece, creo haber descubierto hoy que a partir de Gabriel Ferrater, es que los tíos escriben en prosa y luego parten las frases en trozos más o menos medidos, pero sin obsesionarse. Eso es lo que he hecho aquí. Y sí, parece que es más fácil de leer, pero... no sé. Espero que sea pura ignorancia sobre el oficio de poeta y que el tal oficio tenga unos misterios que no se me alcanzan. Eso significaría que hay misterio y que aún no estoy ni en la fase de iniciado para acceder a ello.

1 comentario:

  1. El ejercicio que has hecho da por superada la fase de iniciación. Tiene música esa niebla. Partir un texto poético en versos que tengan ritmo puede ser una forma perfectamente legítima de hacer poesía.
    Dos apuntes:

    1) En TVE a la Carta, en Imprescindibles, hay un interesante reportaje sobre Gabriel Ferrater, un tipo, que según alguno de sus compañeros de andanzas literarias (y la nómina tiene a Vargas LLosa, Vázquez Montalban, Valentí Puig, Carmen Balcells, Esther Tusquets, Juan Marsé...) superaba como personaje a su propia obra, y no porque su obra no fuera importante, sino por la tremenda potencia de su personalidad. Dijo a sus amigos (que no le tomaban demasiado en serio) que no llegaría a los 50 años, y cuando faltaban unos meses para ese cumpleaños, se suicidó. Dejó una obra variopinta y multidisciplinar. Le gustaba la pintura, la poesía, la gramática...Dominaba varias lenguas, algunas de ellas minoritarias, casi exóticas.

    2) Miguel Hernández escribía borradores de sus poemas en prosa. Luego los pasaba a las métricas poéticas. Y no creo que fuera el único, pero con él se sabe y está documentado.

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