lunes, 26 de mayo de 2014

Dia de Elecciones

Ha ocurrido algo que os tengo que comentar: la guardia civil ha perdido las elecciones; las ha ganado la secreta. Eso sí, la secreta somos nosotros mismos. 
(Elecciones en Amanece, que no es poco, de José Luis Cuerda)


El Día de Elecciones, todas las elecciones no solo estas últimas, son un poco como el Día de Reyes: uno, que ya es mayor, se hace el duro, el indiferente, el desdeñoso, pero comprensivo con la ilusión de los más pequeños; uno ya sabe el secreto y lo mantiene oculto por conservar la ilusión de los niños; uno recuerda su propia infancia y echa de menos esas emociones, los nervios de la noche anterior, las tan mentadas ilusiones con los regalos soñados.
Pero se descubre ya sin ilusiones, sin esperanza, sin emoción.
Y sin embargo, esa noche, algo bulle: una cierta, indefinida inquietud, una tontería que te hace reír tontamente mientras te bebes el anís de los Reyes, una secreta expectativa de que tu mujer te haya comprado algo a escondidas, un anhelo de que lo que le has comprado a tu hija la haga, por una vez, si no saltar de alegría -no pidamos imposibles- al menos lagrimear de emoción contenida.
Uno, si es sincero, se descubre nervioso porque esa noche es Noche de Reyes.
Y llega el día, “con su fusil a ciegas preparado”(*), para restaurar el desequilibrio de la realidad: Han vuelto a ganar los mismos, entre destructores de la nación y nacionalistas. Algunas voces disidentes, pero sin gran credibilidad, han asomado la cabecita. Pero sigue sin advertirse ese rumor de rabia mascullada que todos creemos escuchar el resto del tiempo. Que deberíamos escuchar con casi un 30 por ciento de paro y un 90 por ciento de desaguisados en sanidad, educación, política energética, etc.
Ellos tienen razón, lo están haciendo bien.



(*)Carlos Alvares poema Alguna vez

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