(Satiricón, de Petronio)Mientras así lanzaba mis quejas al viento, entró en la pinacoteca un viejo canoso, con aspecto preocupado y que parecía traslucir un no sé qué de misteriosa grandeza. Su modo de vestir, no precisamente elegante, permitía adivinar ese tipo de literatos que suelen rechazar los ricos...-Soy un poeta -me dice, poniéndose a mi lado- y quiero esperar que no de los de peor inspiración, si es que mis coronas ofrecen alguna confianza. Pues debemos reconocer que éstas también se conceden a mediocres sin inspiración.>>¿por qué, entonces -me preguntarás-, vas tan mal vestido? Precisamente por eso: el amor al arte no ha hecho rico nunca a nadie.
sábado, 26 de abril de 2014
El amor al arte
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