Qué debo hacer para que en tu jardín
cultives una flor extraña para mí
yo ya no puedo amar mejor a nadie
solo así.
Siempre digo “no admiro a nadie”. Porque tengo siempre presente la dicotomía entre el autor y el hombre. Y sin
embargo hay dos autores en los que, cuando pienso en ellos –tal vez me engañe,
seguro me engaño, la realidad es tan sucia- no puedo distinguir esa diferencia:
Zitarrosa y José Martí. Ambos me parecen de una capacidad de ternura infinita
unida al mismo tiempo a una voluntad de ser, de independencia, de reciedumbre. Admiro
en ellos la virilidad y la fuerza que quisiera cultivar en mí.
tremendo
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