Me desperté del sueño y en el duerme vela previo a despertar pensé esta frase:
"La bondad que nace de la debilidad y no de ninguna clase de virtud"
La frase ya la había leído en Los Lanzallamas, el libro que estoy leyendo de Roberto Arlt. En el sueño me arrepentía de un acto que en realidad no había cometido pero había dejado cometer a otros sin oponerme. Es gracioso, pero el audio del sueño era latino. Los personajes hablaban con acento estándar sudamericano. También al despertar me vino a la mente la película El Lector (2008, Stephen Daldry), de la mujer aquella, acusada de haber sido vigilanta de un campo de concentración. Un gran momento es cuando le pregunta, ella, al juez que la inquiere con tono acusador y despreciativo: "¿y usted qué hubiera hecho?". Yo qué hubiera hecho, nos deberíamos preguntar todos. Y cuántos, sinceramente, responderíamos que nos hubiéramos opuesto a aquella barbaridad.
Lo mismo que no somos conscientes de nuestras capacidades hasta que no nos vemos en el mismo instante de emplearlas o sucumbir, tampoco somos, realmente, conscientes de nuestras debilidades hasta que nos vemos en el momento de tomar una decisión, y sabemos que el miedo nos va a hacer tomar "la decisión más razonable", la que más nos avergonzará después.
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