Después de leer las Cartas a un joven
poeta, de Rainer María Rilke me pregunto si yo, de verdad necesito
escribir. La palabra necesidad me parece retórica, no alude a algo
real salvo cuando hablamos de supervivencia. Uno se crea necesidades
que en realidad no lo son. Y, a veces, abusa de esa palabra que, en
realidad, muchas veces viene a significar adicción. Pero creo
comprender lo que dice Rilke y trato de preguntarme si yo tengo
necesidad de escribir.
Mi respuesta inmediata es no, luego, no soy escritor. Y sin embargo
aquí estoy escribiendo y tratando de elucidar si lo soy o no.
¿Por
qué escribo? No creo que lo haga simplemente para darme el pisto
entre mis amigos. De todas maneras tengo muy pocos amigos.
Evidentemente quiero decir, y quiero contar. Y quiero que eso que
digo y cuento sea leído, pero sin embargo no busco lectores.
Yo los encuentro, los espero. Los deseo. Pero no los busco. Porque
buscarlos significa escribir para ellos y no desde mí. Y si no
escribo desde mí, entonces escribir no tiene sentido, al menos el
sentido que yo creo que debe tener escribir. Escribo porque no sé
hablar, pero quiero decir, y porque dudo de que haya alguien que esté
interesado en escucharme. Y escribo de mí, muchas veces, aunque no
creo que yo sea solo yo, no me pienso tan especial, y aunque diga yo,
somos muchos, tal vez no todos, pero sí muchos y a esos es a los que
espero encontrar como lectores. ¿Escribo, tal vez, porque busco
semejantes?
Y sin embargo tampoco puede nadie creer
que el yo que brota de lo que escribo soy yo, muchos desengaños nos
habremos llevado los lectores/escritores con eso. Sí una parte de
mí, tal vez la más pura, la más inocente, o la más terrible, pero
que al subir a la superficie de la cotidianidad, a la superficie de
ser solo un hombre, llega ya muy descafeinada, des-sentimentalizada,
manchada de humanidad.
A ver si escribo un comentario más largo en otra ocasión porque tu entrada da para mucho (y digo tu entrada, no digamos ya el tema). Me ha hecho reflexionar ese "escribo porque no sé hablar". Hay que darle vueltas a unas cuantas cosas
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