viernes, 18 de enero de 2013

Los sueños

 
La mente es una vasta superficie. Pero la atención solo ilumina una pequeña parte de esa superficie. La atención está más o menos controlada por nuestra voluntad. Para la conciencia, lo que somos es esa parte iluminada del cerebro, y sabe muy poco de toda la zona oscura que no percibe. Aunque toda esa zona oscura tiene tanta actividad como la zona exacta, el círculo de luz, que su atención ilumina en cada momento, e influye en nuestro comportamiento despierto de una manera u otra, tal vez menos de lo que lo hace la parte iluminada.
Cuando la voluntad deja de controlar ese foco de luz de la atención, el foco apunta a lugares aleatorios de la mente. Esa es mi explicación de los sueños. Más o menos. El foco de la atención moviéndose por la mente de una manera aleatoria. La información que podemos obtener de esto es descubrir la actividad de partes de nuestra mente que no acostumbramos a visitar mientras estamos despierto o que evitamos por alguna razón originada también en la propia mente.
A mi me vale como explicación de andar por casa en calzoncillos y zapatillas.

En el sueño somos capaces de recuperar sensaciones táctiles, olorosas, sensaciones de presencia, emociones sentidas en determinados momentos. Sería un buen ejercicio tratar de recuperar todo eso que los sueños nos dicen que somos capaces de recuperar, pero estando conscientes. Aunque... no sé, tal vez sería peligroso. A esto es a lo que concibo que se le llama "sueño lúcido", que algunos, dicen, son capaces de practicar a voluntad.

Alguna vez he pensado que podría ser posible una máquina que viajara en el tiempo, pero no en el tiempo, sino en "tu tiempo". Es decir, una máquina que te permitiera recuperar y hacer plenamente conscientes a la manera de los sueños, momentos exactos de tu pasado. Volverías a asistir a los hechos de tu pasado de una manera "casi" física, porque recuperarías todas las sensaciones que recuerdas de ese momento. Sería un auténtico viaje en el tiempo aunque sólo como espectador.

Me dicen que eso es exactamente lo que hacen las regresiones sin necesidad de utilizar ninguna maquinita, maldita sea la tecnología omnipresente que ya ni siquiera fantaseamos sin ella. De todas maneras insisto en que lo veo peligroso. Hay un par de días en mi vida en los que me plantaría para siempre y que no vuelvan despertarme, o que, en cuanto me despierten, me vuelvan a dormir para volver a revivirlos en una especie de bucle sin fin. No sé por qué me estoy acordando ahora de la rata esa que al pulsar con su patita en un pedal se le producía una descarga en su cerebro, por medio de unos electrodos que estimulaban el orgasmo. La puñetera ratita no dejaba de pulsar, no dejaba de pulsar.

¿Estará verdaderamente todo almacenado en nuestro cerebro? ¿Cada palabra dicha y oída? ¿Cada gesto realizado y percibido? ¿Cada momento sentido? ¿Estará todo en el aire, por así decirlo, y nuestro cerebro será solamente una antena sintonizada con nuestras experiencias, que lo capta? Otra vez la tecnología, maldita sea.


2 comentarios:

  1. Qué hermoso pasaje... lo he leído flotando en uno de mis tantos sueños.

    Por cierto, siempre he pensado que es admirable la frecuencia con la que escribes.

    Un saludo.

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  2. Gracias. No sé si admirable es la palabra. Pero por algún lado tiene que salir.

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