Leí en el País que hay críticas con esta concesión debido a que al
escritor no se le ve oponerse activamente al régimen. No es justo que se
nos exija a todos ser santos guerreros, los pusilánimes y los cobardes
también tenemos algunos méritos. El premio Nóbel de literatura se supone
un premio de literatura no un premio de ardor guerrero y valor en la
lucha contra la injusticia. A ese respecto, de todas maneras, las
novelas que leí de Mo Yan no estaban exentas de crítica contra los malos
tiempos heróicos de Mao y contra los buenos tiempos de progreso de hoy.
Cumplían con su cometido de hacernos vivir vidas ajenas y darnos con
ello nuevas referencias para mirar con cierto distanciamiento nuestra
propia realidad. Qué más se le puede pedir a un escritor. Otra cosa
fuera que hubiera otros, chinos o no chinos, que se lo mereciesen más,
¡somos tantos los que merecemos el premio Nóbel de literatura!
La vida y la muerte me están desgastando
Las baladas del ajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario