La carne de este amor muerto se va pudriendo y queda el
esqueleto seco –mero recuerdo de lo que fue- con algún andrajo de emoción colgándole
todavía de los huesos rotos. Y ese esqueleto se reducirá a polvo de olvido y
ya ni olor dará si no es el de la humedad de las cosas viejas, enterradas bajo
montones de tiempo y silencio
Pues el texto desprende una extraña belleza.
ResponderEliminarUn saludo, maestro.
el texto está muy bien. Lástima que para estos textos tenga que haber muertos
ResponderEliminar