martes, 23 de octubre de 2012

El cínico

A ti te pasa algo. No, no me pasa nada. Oye, que yo sé de esas cosas, a ti te pasa algo. Tienes el aire mustio, y tus chistes apestan a cinismo. Vale, algo me pasa, mis clásicas tonterías. Qué clase de tonterías. Las tonterías de siempre. Mujeres, ¿eh? No, no soy tan pretencioso, solo una. Lo que me figuraba, siempre estás igual, qué envidia te tengo. Sí, eso es lo que vengo rumiando, qué tipo más envidiable soy. ¿Ves lo que te decía, cínico? Sí, ganas de meterme en un tonel y echarme cuesta abajo tengo. Y autodestructivo, síntomas inequívocos. ¿Te han dejado? No, no me han dejado, ese es el problema. ¿Es un juego de palabras? Lo es. Muy fino, sí señor, muy fino. Con que no te ha dejado, ¿eh? No, ni siquiera un poquito. No es la primera vez que te pasa. Pues estoy como la primera vez, ¿por qué no me pasa esto con otras cosas? ¿Qué cosa? Vivir algo como si fuera la primera vez, sentir exactamente lo mismo. Pues no lo había pensado nunca, es cierto, las amarguras siempre se sienten de la misma manera, no se habitúa uno nunca a ellas. En cambio a la felicidad sí, enseguida se la pone uno bajo los pies y cree que eso es el suelo. Cierto. De ahí los batacazos que nos pegamos cada dos por tres. Mismamente. Pero oye, aún seguimos subiendo. No aprendemos. Otros, mas “sabios”, han decidido no volver a experimentar con esas cosas. Sí, hay gente juiciosa por el mundo, dicen. Dicen. (juntos) ¡Bah!

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