miércoles, 4 de abril de 2012

Un hombre feliz

                                                         Hay veces que me siento de una manera y hay veces que me siento de otra, y, a veces, me caigo del asiento y no siento ni el golpe



Ella dice que está todo el tiempo en mi cabeza, pero donde está todo el tiempo es en su cabeza. Echemos un vistazo atrás, miremos el futuro de lo que ha sido. ¿Es que no ves simplemente una mancha gris? Los coches con cambio automático se inventaron para circular por autopistas. Yo no tengo cambio automático. Si fuera por mí, hasta tendría un manillar para el elevalunas. Pero ahora las lunas se elevan solas. Y los cambios cambian solos y dentro de poco el coche conducirá solo, y, dicen, tú podrás entretenerte en mirar el paisaje: en un mundo en el que ya no habrá paisaje que mirar. Porque también desaparecerá París. Si es que existe París. Si es que existe algo ahí fuera de lo que nos han dicho. ¿No estará todo en mi cabeza? Hay que vivir la propia Histora y ello exige sacrificios; no hay camino recto en esto, y si no querías llegar -¿adónde?- mejor no hubieras salido. Y lo mejor de todo “ejcúshamen lo que de digo”, es que nada importa nada, no te dejes atrapar en eso, “¿me oyes?”, cinco mil años de Historia, como poco, nos avalan; cien mil millones de estrellas y, como mínimo, lo mismo y más de planetas desolados nos avalan; una inmensidad de tiempo y espacio donde, simplemente no somos nada.
"Estamos en una encrucijada, patrón, ya no podemos volvernos.” Con solo que supiéramos adónde vamos ya estaríamos bien. Mastica despacio que te vas a atragantar. No se vive hacia el pasado. Un plato de comida y un pan para mojar. Lávate la cara. Y ahora ¿dónde estamos? No soplan buenos tiempos, patrón. No corre la sangre sino que está paralizada, no corre la vida sino que está paralizada, no corre el tiempo sino que está retenido en una campana de cristal ¿Y yo?: dónde quiera que hubiese algo semejante, fue hace mucho tiempo. Quien crea que su historia “es la que tenía que ser” es una vaca. Se despliega ante ti el amplio desierto: elige.
No hables, no mientas, no mires de reojo, no sufras, no llores, no gesticules ampulosamente, no pienses, no des patadas a esos violines, esas vacas, no desesperes, no agravies, no salgas a la superficie, no te alarmes, no santifiques a nadie, no saques conclusiones, no digas no.
No, si yo estoy contento, si es que yo no quería nada”. Pues toma, ahora vas a tener mucho de eso.

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