lunes, 16 de abril de 2012

La misma historia de siempre.




Soy un bruto. Como Segismundo, el que soñaba. Y desperté una vez, como él, y me vi príncipe. Como él tal vez me excedí. Y cuando desperté de nuevo volví a ser un bruto. Y mi casa ya no era palacio sino torre o cueva, y mi cama pasto seco, y mis adornos, cadenas. Y ya, como él, no sé si soñé o viví. Si sueño o si vivo ahora. Me arrepiento, como él, de haber obrado mal, sueño o vida, y quiero, como él, comprometerme a, si vuelvo a soñar o a vivir, no olvidar que todo es sueño y que he de despertar.
Soy soberbio como Basilio, rey, astrólogo, soñador también porque creí en lo que decían los astros, y, fiado de ello, creí poder contradecirlos sin saber que todo destino está marcado y que una vez fijado no hay mano que desvíe el rumbo de su cumplimiento.
Soy un tonto como Clarín, bufón, cobarde y charlatán, pues me creí más listo que la muerte que me buscaba.
Esta es mi historia. No da para obra de teatro. Aunque de risa.

2 comentarios:

  1. Quise publicar un "óbolo verbal" aunque tal pedantería me matase aún más... No eres tan inexperto como Segismundo. La vida no es sueño... ¡qué más quisieramos!
    Y sin paciencia todos haríamos como Segismundo.
    Cosa!

    ResponderEliminar
  2. Duro y sin ironía, como un reciente texto de JJ. ¿Será un virus?
    ¿Dónde está el señor Alan Kent?

    ResponderEliminar