Almacén.
Tengo un almacén en la calle Jacinto Cortado número cincuenta y cuatro. Me viene muy bien para el negocio porque compro excedentes, por adelantado, de los productos que distribuyo, y así no estoy tan sujeto a las fluctuaciones de los precios. He tenido suerte, sabiendo preveer alzas y caídas de precios para comprar más o menos. Con la crisis, las cosas ahora no están muy bien, pero voy aguantando, aunque a costa de muchos nervios y sacrificios. Para mantener el equilibrio he ingresado en un centro de meditación. Me agradan las alabanzas de mi maestro No-Suke Tamara: que dice de mí que tengo un alma zen. Tiene razón.
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