jueves, 16 de febrero de 2012

El sexo de las moscas

P: El sexo volador de las moscas es salvaje como tiene que esperarse de su animalidad. Quiero decir que me parece tremendo que continúen la cópula mientras vuelan huyendo de quien las amenace. Que mucho ha de ser su apetito, su pasión, su amor, o lo que quiera que sea que les permite tal despliegue de la libido...
R: La respuesta, mi querido amigo, es que el orgasmo de las moscas es permanente. Aclararé esto más adelante. Me urge, antes, precisar que no existen "apetitos", "amor", "pasión", ni tan siquiera "libido" entre estos interesantes insectos. Existe, en su momento oportuno, una enorme atracción química, casi magnética, entre los dos géneros de la especie, que las empuja hacia el acople.
Éste se produce muy lentamente al principio, pues el macho introduce suavemente su órgano en la cavidad correspondiente de la hembra. Una vez el órgano está completamente dentro, la hembra realiza un movimiento que podríamos llamar "de enculado" que "cierra" el acoplamiento. Este cierre se produce debido a que el movimiento de la hembra provoca en el macho la activación de unos a modo de garfios distribuidos por su miembro, que impiden el desplazamiento de éste hacia afuera del órgano femenino mientras dura el coito.
La "activación" mencionada dispara también el orgasmo y marca el inicio del coito. El macho comienza a segregar su líquido seminal y la duración de esta segregación equivale a la propia duración del coito.
Se ha demostrado científicamente que durante lo que apropiadamente se puede llamar eyaculación del macho, éste, y la propia hembra mientras está recibiendo el líquido, experimentan placer. Entendido éste como un estremecimiento de estructuras interiores (equivalente al estremecimiento muscular en el ser humano), motivación principal que ata al macho tan rígidamente al torso de la hembra.
Si no existiera este estremecimiento, el macho se desacoplaría ante cualquier dificultad ya que su miembro no está rígidamente unido a su propio cuerpo, sino que se le desarrolla para la ocasión y lo pierde con facilidad.
La hembra, al tiempo que experimenta el "placer" mantiene un completo control de sus alas y puede perfectamente transportar al macho sobre ella para librarse de cualquier peligro. Aunque, naturalmente, la agilidad se ve reducida.
El orgasmo de la pareja puede durar minutos dependiendo de la "potencia" del macho, la cual se manifiesta en el grosor de su miembro y el tamaño de su bolsa seminal, alojada en el interior de su cuerpo. La potencia del macho puede variar a lo largo de su vida si tiene la fortuna de experimentar múltiples ciclos durante su existencia.
Los machos "más potentes" suelen experimentar un único ciclo sexual, pero los que alcanzan una madurez sexual pobre, pueden reanudar su propio ciclo. En laboratorio se ha conseguido repetir el ciclo de una única mosca hasta catorce veces tras las cuales el macho no podía moverse hacia la hembra debido al enorme grosor de su miembro y moría al reventar en su interior su bolsa de líquido seminal.
Transcurrido el coito, el macho, como decíamos, pierde su miembro y ambos "mascan" juntos un depósito alimenticio que la hembra ha acumulado previamente a la búsqueda del macho. Esta costumbre no deja de parecerse al tradicional cigarro en la especie humana lo que nos ha hecho sospechar que no sea tan artificial y poco relevante como hasta ahora nos había parecido.
Rikhart Pear
Director del Departamento de Entomología de la Universidad de París, Texas.


RR: Apreciado señor Pear

Quizá no sea este el lugar adecuado, pero me gustaría contribuir a su anterior explicación sobre la relación sexual en la mosca común con unas averiguaciones que mi equipo y yo hemos conseguido concluir a partir de experimentos en laboratorio.
Averiguaciones sorprendentes, pues estamos en condiciones de afirmar que durante del trance sexual, la mosca hembra de la Drosophyla Lugubris, gime de placer (acentúo la carencia de comillas en las palabras anteriores). - y naturalmente entendemos posible la extensión de este hecho a toda la especie común-
Afirmaríamos además de forma oficiosa que ésta es una condición inexcusable para que el macho también lo haga, aunque no suficiente.
Sin embargo, existan gemidos o no por parte del macho, la aparición de tales en la hembra van seguidas de un aumento de la presión de las patas del macho sobre el torso de ésta, digamos que se "aferra" con más intensidad, y que las variables por las cuales afirmamos que ambos gozan de placer sexual aumentan en el macho como efecto del gemido de la hembra.
Tenemos certificado un caso - quizá anecdótico- en el cual el aferramiento del macho es tan brutal que quiebra sus propias patas y cae desde el torso de la hembra en pleno vuelo. En la caída al macho le resulta imposible volar y continúa eyaculando - aunque sin su correspondiente órgano- y muere al golpearse contra el suelo y partirse la cabeza. La eyaculación no se detiene hasta que se vacía la bolsa seminal. (Este curioso caso ocurrió con un macho al que le habíamos "reciclado" sexualmente en siete ocasiones, lo cual es imposible en condiciones naturales. Probablemente tales prácticas le habían debilitado la estructura quitinosa de las patas. (Hemos abierto una línea de investigación en este sentido.)
También hemos conseguido grabar y reproducir a mayor volumen el "concierto" de gemidos durante un coito de esta subespecie (la única con la que trabajamos en laboratorio) lo que puede resultarle, si no de interés para sus propias investigaciones, al menos interesante profesionalmente.

Sin más y en espera de que nuestras investigaciones le resulten interesantes y le motiven a contactar con nosotros se despide.

Alberto Waitflowers Ramírez
Departamento de Inteligencia Animal y Sexo.
Universidad de Ushuaia. Argentina.

4 comentarios:

  1. No sé si esto es cierto o no, pero me he reído bastante leyéndolo.
    Gracias y diplomáticos saludos.

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  2. Me alegra que te hayas reído. ¿Qué más se puede esperar? ¿Diplomáticos saludos?

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  3. ¿Por qué habría de esperarse algo?
    Saludos... di-plom... ¿cordiales?

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  4. Ciencia y rigor. Un artículo sumamente interesante. Enhorabuena.

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