lunes, 8 de febrero de 2010

Cándido

Final del discurso de la vieja en Cándido, de Voltaire, capítulo 12.


Yo he querido, cientos de veces, matarme, pero todavía sigo amando la vida. Esta debilidad ridícula es tal vez, de nuestras inclinaciones, la más funesta; pues ¿hay cosa más necia que cargar continuamente un fardo que siempre se está deseando abandonar? ¿De ser continuamente presa del horror y aún agarrarse al ser?, en fin, ¿de acariciar la serpiente que nos devora hasta que nos haya engullido el corazón?

3 comentarios:

  1. Tengo la costumbre (fea) de doblar la puntita de las hojas de los libros en donde encuentro una frase que, por algún motivo, me llama la atención. La hoja que contiene esa cita está doblada en mi ejemplar. Lo siento, por ti, y sobre todo, por mí.

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  2. Grande Voltaire. Suerte.
    http://basurerousurero.blogspot.com/2010/02/el-prejuicioso-voltaire.html

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