martes, 17 de noviembre de 2009

Alguien

Cuando llegan los días fríos, le vuelve esa sensación. Es algo indefinible a lo que no ha querido poner nunca un nombre. Es una sensación agradable, placentera, pero muy vaga, muy lejana. Tiene algo que ver con la memoria, pero no exactamente un recuerdo, más bien un aroma que viene de la infancia, de cuando aún era un vago rumor de lo que iba a ser, cuando todo en ella estaba por definir y todas las posibilidades se extendían por un amplio horizonte de sueños.

Nunca lo ha comunicado porque es incomunicable y porque al decirlo, al tratar de asirlo con la conciencia, al cerrar el puño racional sobre eso creyendo haberlo atrapado como a un insecto siente con espanto que se esfuma, que se disuelve en la nada porque es apenas más que nada.

Cuando despierta con esa sensación en medio de la madrugada se queda muy quieta gozando de ese levísimo placer que se escapa enseguida y que deja un resto de felicidad, exacta felicidad inabordable con palabras, sólo con silencio y la suave oscuridad de un cuarto solitario.

Esos poquísimos momentos regalados no sabe muy bien por qué o por quién son su salvación , su barca en el naufragio que es su vida. Esas mañanas quisiera desaparecer en ese levísimo estremecimiento de alma, llamar vida a eso y nada más…

Pero suena el despertador.

Trabaja desde hace años en una tienda de ropas, sección masculina. A sus treinta y ocho apenas espera nada de la vida. Mantener el empleo si eso puede llamarse una esperanza y no una resignación. Vive sola desde la muerte de sus padres. Tiene un grupo reducido de amistades, principalmente compañeras de trabajo. No hay hombres en su vida. Nunca los ha habido. No sabe muy bien si los necesita. En ocasiones, en muchas ocasiones, se siente sola, pero nunca ha conseguido relacionar ese hecho con la falta de un hombre. Algunos se le han acercado, pero ante esos requiebros ella sólo consigue sentir desazón, frialdad. Miedo, claro. Sus amigas la tienen por una tímida patológica. Ella no sabe muy bien si responde a ese veredicto pero le conviene no discutirlo demasiado. Le sirve de escudo frente a los acosos de la amistad. Son buenas muchachas pero tienen una concepción acerca de cómo debe ser una muchacha de treinta y pico años bastante encorsetada, al dictado de incontables libros románticos, revistas del corazón y filmes americanos.

No le gusta particularmente su trabajo. Pero lo hace bien. Aunque sus carencias comunicativas le ponen serias limitaciones a un posible progreso económico y laboral, ella las asume con cierto alivio. Su vida externa podríamos llamarla sin ofenderla gris.

Sin embargo todos concuerdan – sin saber muy bien por qué, utilizando como único argumento la falta de información –que tiene una rica vida interior. Exactamente lo que dicen, aunque afirmándolo es “tu debes tener una vida interior muy rica”, así, utilizando un tono interrogativo, pero no esperando la presuntamente obvia respuesta. Ella no los desmiente pero tampoco cree de sí misma que sea así. En el fondo se aburre mucho. Literalmente la aburre vivir. Y no es que haya pensado nunca en la muerte. La muerte la ha tocado demasiado cerca – su relación con sus padres era muy afectiva, muy cercana – para sentir por ella un particular afecto. Mucho menos una alternativa deseable.

4 comentarios:

  1. Ese despertador es todo un objeto mágico ¿no te parece?, como irrumpe en el relato separando la vida nocturna de la diurna, el ensueño de la realidad.

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  2. Al principio te pareces poco a ti mismo, pero enseguida te encuentras y bahhh...es real, literario y real...

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  3. bahhh es ambiguo. Le falta el componente gestual, el tono. Si suena así como caido, es malo, despreciativo. Si suena un poco explosivo al principio y mantiene el tono, es bueno, de admiración.
    El resto no ayuda a la interpretación. ¿Que me parezco poco a mí mismo es bueno o es malo? Si el anónimo considera que yo soy más o menos bueno, que me parezca poco a mí mismo puede ser indicador de malo, si el anónimo piensa lo contrario, he de abrigar esperanzas con respecto a su consideración. Sin embargo, el hecho de que me encuentre "enseguida" significa que apenas fué un leve relámpago de esperanza.
    Es real, literario y real. Después del bahhh ¿significa una caída o un despegue después de encontrarme?
    En fin, agradezco el comentario.

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  4. El comentario pretendía ser elogioso. Veo que fue desacertado en todo excepto en que provocó una respuesta magnífica por tu parte. Me ha gustado el texto y encantado tu comentario.

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