lunes, 21 de septiembre de 2009

Pequeña toma de conciencia.

A menudo piensa uno en evadirse. Tal vez no es tan a menudo, tal vez sólo cuando se encuentra uno ante un conflicto. Pero ese momento se le vuelve a uno intemporal y eterno. Le gustaría a uno no tener que llevar la vida que lleva sino una alternativa más placentera y relajada. Porque esos momento hacen que uno piense que no vale la pena vivir así.
Si uno fuera un tipo racional automáticamente limpiaría su mente de ese tipo de razonamientos. Adoptaría una visión práctica y se impondría la reflexión de que no hay vidas alternativas porque siempre es uno el que las vive y a uno siempre se le presentarán momentos conflictivos en que deseará estar en otra parte. Y llegará un momento en que definitivamente comprenderá que no hay lugar a dónde escapar. Estará al borde del precipicio (yo siempre imagino, no sé por qué un lugar en Tamadaba que recuerdo vagamente de pequeño, el precipicio daba al mar, claro).
Si uno fuera un ser racional comprendería que la cuestión no es la mayor o menor conflictividad relativa o absoluta del momento que uno está viviendo, sino las emociones con que uno vive ese momento. Son ellas las que convierten un simple dolor de muelas en una tragedia griega que sólo tiene un final necesario. Si uno fuera un ser racional trataría de cambiar lo que puede cambiarse, las emociones con que uno enfrenta los hechos cotidianos, y no lo imposible, la realidad en que uno vive.
Ouspenski dice que el hombre está compuesto de cuatro centros que controlan sus acciones ordinarias: intelectual, emocional, motor e instintivo. Y dice también que cada uno de ellos tiene su conjunto de funciones claramente delimitadas, pero que en la realidad ocurre que algunos de ellos hacen dejación de sus propias obligaciones mientras que otros se exceden en las suyas y hasta abarcan obligaciones de otros centros. Esto provoca un desequilibrio en el hombre que hace que enfrente los problemas de la vida cotidiana de manera incoherente, casi aleatoria dependiendo de los humores y de las influencias externas. Un desarrollo armónico de cada uno de estos centros y una clara asignación de funciones lleva a un hombre equilibrado.

Yo hablo siempre de un hombre racional porque considero que la razón es la mejor herramienta de que disponemos para enfrentarnos al mundo y a nosotros mismos, que a menudo nos vemos asaltados por emociones traicioneras que, disgregadas de nuestras razón - que asiste a sus efectos perpleja -, se apoderan de nuestro cuerpo y lo paralizan en situaciones críticas.

5 comentarios:

  1. Ouspenski y tú tienen razón, pero ¿cómo controlar nuestros miedos? La razón es muchas veces impotente. La externalización sea quizá la manera de conseguirlo. Comportándonos no cómo nosotros sino como un nosotros mejorado, sin miedos, que representemos en nuestra mente. ¿funciona? No lo sé. Lo estoy probando estos días.

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  2. ¿Externalización? yo creo que estás hablando de actuar. Actuar en la vida como si estuvieras interpretando el papel del que deseas ser. Al saber que estás actuando te sientes menos comprometido y por lo tanto más desinhibido. Y al mismo tiempo estás entrenandote para ser como deseas ser. Estás habituando a tu mente a comportarse de esa manera. Lo que se espera es que un día adviertas que ya no actúas.
    También Ouspenski menciona algo acerca de la manifestación de las debilidades. Manifestar las debilidades, miedos, etc es alimentarlas darles credibilidad, cuando muchas veces son falsas interpretaciones -de estados emocionales internos que uno no tiene catalogados.

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  3. Bien, al margen del nombre has pillado lo que quería decir. No me gusta la actuación. En verdad en esa "actuación" eres más tú. No es que hagas lo que haría otro. Es hacer lo que estás tú deseando hacer (o no hacer) y no te atreves.

    Sigo experimentando. Espero que si tomas la misma vía nos vayas informando de tus logros o fracasos. Tengo la dirección mail de Ouspenski y te la podría pasar en privado por si quieres hacerlo partícipe de tus avances en la materia.

    Por otro lado, hay que deshacerse de la culpa. Advierto (y perdona que personalice desde el anonimato, aunque seguro que ya imaginas que soy esa chica que está deseando hacer el amor contigo) trazas de culpa en algunos de tus textos.

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  4. No sé en qué ambientes te mueves para haber conseguido la dirección de correo electrónico de Ouspensky. ¿Conseguirías también la Gurdjieff? Estoy muy interesado en acercarme a alguna de sus escuelas. No sé si en España ha organizado alguna. Sé que Ouspensky da conferencias. (yo sé que chica eres, y tu anonimato me da muchas esperanzas)

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  5. Como sabes Gurdjieff está muerto pero su espíritu sigue vivo en comunidades que siguen su estilo de vida, y que en Ucrania, Rusia y Bielorrusia se cuentan por docenas.
    Mantuve contacto con la única que conozco que existiera en España, en el Caserío de la Hoz, Huesca, hasta 2007. No sé si siguen allí. Renuncian al teléfono, por supuesto a Internet y la única manera de comunicarse con ellos era el correo ordinario.

    Creo que me estás evitando. No soy ninguna esperanza. Soy una realidad.
    Lo de Ouspenski y todo eso está bien. Pero el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos, como dice la canción ¿Sí o no¿

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