lunes, 18 de mayo de 2009

Yo quise ser también Benedetti

Si yo fuese Dios

y tuviera el secreto de ser Angel González,

o si yo amara al hombre y

me atreviera a abrazar a Cesar Vallejo, emocionado

o si al menos hubiera sido

un pobre poeta maricón asesinado

rompiéndome el cuello de mirar para los altos edificios de Nueva York

por donde manadas de bisontes se desbocan.

Si, simplemente me hubiera llamado Rafael Asesino de Angeles

o Juan Ramon el loco o el más loco aún de León

que no creía en los locos.

Si hubiera cabalgado desnudo y gritanto como Martí,

si hubiera hablado alemán a las putas como Benedetti,

si no hubiera sido poeta pero qué más da, como Borges

o si tampoco pero los cantara igual como El uruguayo Alfredo.

Admitiría hasta ser americano como Cummings, o americano maricón y

barbudo como Whitman,

irlandés, como Yeats, Francés como Baudelaire o niño precoz como Rimbaud

con tal de encontrar la palabras que obren el hechizo

de quebrar esta infinita distancia que nos separa.

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