lunes, 18 de mayo de 2009

Una mujer en ...

Una vez, cuando estaba loco y además borracho, le regalé a una mujer que no conocía un poema de Mario Benedetti que llevaba, transcrito en un trozo de papel, en la cartera.
Fue un acto estúpido y bastante ridículo en una noche de fin de año. Sobre todo porque no esperé a "cobrar" mi acción (o devolución). Me marché sin mirar atrás. Yo diría que fue un acto poético (además de cobarde).
Si la mujer tenía un poquito de imaginación probablemente guardó aquel papel que un extraño (cuya fisonomía por fortuna habrá olvidado) le regaló un día en aquella isla a la que fue de vacaciones hace muchos años y lo estará releyendo hoy al enterarse de la noticia.
Si no al menos alguna rata hija de alguna rata hija de alguna rata habrá sentido un levísimo e inexplicable ardor de estómago.
O simplemente nada extraordinario, por inapreciable que fuera, habrá tenido lugar hoy. Al fin y al cabo qué otra cosa es la muerte de un poeta.

3 comentarios:

  1. Poetez en prosa...(II)La muerte de este hombre te ha tocado una cuerda mágica.

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  2. Y qué estas cosas siempre le pasen a otras...no es justo!!

    Precioso.

    Qué pena de que ya no esté tan loco ni tan borracho!!!

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  3. "Ya no hay locos amigos, ya no hay locos, se murió aquel manchego", (León Felipe) En cuanto a lo de borracho, tendrías que verme algún que otro jueves.

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