Estoy leyendo ese libro de la nocilla. Es que se me olvidó el resto del nombre. Agustín Fernández Mallo es el autor (Nocilla Experience, Nocilla Dream)
No me gusta la estética del libro, esa que llaman estética pop o algo así. Tal vez no me guste lo que llaman estética pop o algo así. Acabo de empezarlo. Son una sucesión de imágenes llamativas, provocadoras, cinematográficas, pero... no sé, vacías al final, se agotan en su espectacularidad...esperemos a llegar hasta el final.
Hay un tipo, Marc, que vive en la azotea. En el capítulo que acabo de leer categoriza a la gente entre los que gustan de estar solos y los que gustan de estar entre multitudes - él le da una envoltura algo más sofisticada. Naturalmente el personaje es de los primeros y desprecia a los que son del otro bando. Hay como un aire de suficiencia, pero enfermiza: vivir en la azotea, aislado, colgando papeles con teorías científicas y sociológicas del tendedero. En resumen, es un tipo pirado como una maraca incapaz de soportar una vida normal con lo cual se aisla y desprecia a los otros por no ser como él. No sé, es tan manida esta actitud del que convierte sus defectos en virtudes que esgrimir contra los demás.
Coincide esto con mi lectura de Thoreau, que se retira al bosque. El tono de Thoreau es menos despreciativo, aunque no menos altivo; considera que los otros pierden el tiempo viviendo sus atareadas vidas, pero no los desprecia por ello, está más pendiente de su propia actitud vital que de la de los otros, y además es menos ostentoso en su retiro.
Este Marc necesita vivir en la azotea en esa chabola y hacer las cosas estrafalarias que hace, debe acentuar su diferencia viviendo en el meollo de lo distinto a él. Thoreau en cambio no necesita eso, no necesita a los otros para ser diferente y creer en sus propias convicciones.
En cierto modo, si la lectura me provoca estas y semejantes reflexiones es que tampoco debe ser tan mala, ¿no?
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