Hoy es el día del padre.
Cuando venía en el coche escuchando Radio Clásica, porque últimamente no soporto ni cinco minutos de realidad contante y sonante, he escuchado un poema de Tino Barriuso, un poeta al que no conocía, y que se ha muerto ya, que era de Burgos y a mucha honra. Allí era muy conocido.
El poema me gustó, estaba muy bien recitado e iba acompañado por una guitarra. Se llamaba, lo averigüé después 'Qué pájaro de lluvia'. Se supone que el narrador está recordando a su padre, muchos años después de muerto. Me gustó eso de recordar al padre, de lamentar no haber hablado, como lo haría ahora, de sus cosas, de penas y alegrías, si pudiera. Este padre tendría algún misterio, “quién te dejó en herencia esa derrota que tanto te embellece”, “viejo de alas partidas”. Qué pájaro de lluvia es una frase que repite, refiriéndose al padre, y que no termino de comprender, pero que es de esas frases que tienen resonancia y que parecen tener un significado concreto, pero en otra dimensión.
Yo iba a ver a mi padre y nos estábamos horas enteras sin decir nada. Una frase de saludo -otra de despedida- una pregunta acerca de cómo anda la familia, poco más. Tampoco estábamos, creo yo, incómodos. Yo miraba la tele. El fumaba y rellenaba un crucigrama. Y bebía su wiskito de por la tarde. Que le gustaba tomarse con moderación, pero infaltable. Sé que le agradaba que viniera porque cuando no aparecía, por cualquier circunstancia, a la hora fijada, me lo reprochaba después. Yo soy persona de hábitos. Y con el tiempo me ato a esos hábitos. Alguna vez también he echado de menos esas tardes de nada más que estar ahí, en compañía mutua. Después, cuando ya encamado, ya inconsciente, también me sentaba a su lado, ratos largos. A veces leía en voz alta. La Divina Comedia. Muy adecuado pensaría él sarcásticamente. Alguna vez me atreví a cogerle la mano. Todavía me da mucho pudor decirlo ahora.
Yo no sé si, como termina el poema, “de haber elegido, también serías tú”. No podría decir cómo podría haberlo hecho mejor. Él alguna vez se lamentó de esa incómoda situación de ser padre. No creo que se acostumbrase nunca. Yo, a estas alturas, miro a mi hija y le comprendo bien.