martes, 16 de diciembre de 2025

Soy lúcido

 


Me gusta este poema de Fernando Pessoa. Tiene una cierta ironía, una burla de sí mismo, y al mismo tiempo una descripción de sí mismo. Se siente un desplazado social, pero un, a su juicio, auténtico desplazado, porque su desplazamiento es espiritual. No es un simple mendigo, vago, que  no quiere ser un ciudadano probo de la sociedad, que al fin y al cabo es otra forma de pertenecer a la sociedad, tan validada como la de ser ingeniero de caminos, ebanista o presidente de la sociedad de fomento. Él es un mendigo pero espiritual, él se siente ajeno al espíritu de todos, desplazado del sentir general.Y no puede volver al redil de la comunidad porque, oh, desgracia, es lúcido. 

Ese último grito de, ¡mierda!, soy lúcido, no es orgulloso, no es un blasón que se autoimpone, sino, por el contrario un lamento, una declaración de su incapacidad de ser como todos. Pero en el fondo, también, un signo de identidad, yo no soy como todos. 

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