Les engaño fingiendo que acepto
las cosas como suceden.
Que este odio, esta miseria,
la confusión y el absurdo
de cuanto nos rodea, me afectan
de la misma manera que a todos.
Mi normalidad no es esta,
era otra. Vivo a tientas.
Como un ciego vagando sin rumbo
por un pesado paisaje de clavos,
aristas, tropiezos y dudas,
por un pesado paisaje de odios,
indiferencias, obligaciones, castigos,
promesas, traiciones, desilusiones,
permisos. Mi normalidad es otra.
En mi normalidad lo raro es odiarse,
lo raro es dañar, lo raro
es destruir y castigar,
en mi normalidad lo raro es temer,
lo raro es llorar, en mi normalidad
lo raro sería no querer
seguir viviendo mañana,
y que mañana no pasara nunca.
En mi normalidad cada día es un días más
no un día menos, (en mi normalidad
no es posible que no me quieras, pero eso
puede que sea subjetivo) En mi normalidad
ni un día se perdería cuando aquí
todos los días se deshacen en nada
en ceniza, en sangre, hambre, miedo, odio,
miseria y guerra.
En mi normalidad todo esto no es aceptable,
es raro, es equivocado; en mi normalidad
ser consciente de todo esto, así, como es,
es estar loco, vivir en un loco mundo de horrible fantasía.
En mi normalidad ser parte de todo esto
y no reventar es sospechoso.
gran poema
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