lunes, 9 de enero de 2012

Entrevista al autor de culto Riforfo Rex

Entrevistamos al autor de culto Riforfo Rex, el cual, a pesar de llevar años publicando gratuitamente en la red unos textos indescriptibles, inescrutables, a veces, y en muchas ocasiones ilegibles, no ha conseguido reunir en torno a su site un selecto grupo de admiradores.
INTERVIEWER: ¿Puedo tutearte?
RIFORFO REX: No
I: Pues a tomar por culo, porque yo no ustedeo a nadie, que lo sepas.
RR: Pues entonces sí
I: La primera pregunta es obligada. ¿Quién invita a las cervezas?
RR: Yo creía que tú, como entrevistador…
I: Una mierda. Yo lo pongo todo, el micrófono, las preguntas, ¡pon tú algo, joder!
RR: De acuerdo, yo pago las cervezas, pero no alargues mucho la entrevista, que no ando muy
I: Y unas aceitunas
RR: Vaaaale, y unas aceitunas. ¿Empezamos ya?
I: Espérate que no sé como funciona esto, a ver… grabando, creo que ya estamos grabando. A ver, la primera pregunta es obligada: Riforfo, siendo un autor de culto, ¿por qué no te has suicidado ya?
RR:Lo sé, lo sé, se me va pasando la edad, lo he pensado muchas veces…
I: Pero lo vas alargando, así no hay manera de entrar en el mito, permíteme…
RR: Esperaba a tener un poco de éxito, algo que llevarme a la tumba, entiéndeme, mujeres, sexo, drogas, a consecuencia de la fama
I: Tu último gran éxito, “¡Oh, Dios!”, ¿te ha reportado algún merecimiento?
RR: Una de las monjitas del convento de la Concepción me escupió a la cara, y otra, bajita, que iba con ella, me dio un cabezazo en los huevos. Oye, me encantó descubrir que leen mi blog.
I: ¿Y?
RR: … bueno, a consecuencia de la caída me encontré una moneda de diez céntimos.
I: Para que luego digan que la literatura no paga
RR: Noto cierta ironía, ¿cuánto le van a pagar a usted por esta entrevista?
I: Yo no busco los oropeles, mi intención es la de documentar nuestro tiempo. Vivimos tiempos de cambio, tú como artista deberías darte cuenta, pero comprendo…
RR: ¿Otra?
I: vale
RR: ¿No tienes más preguntas?
I: Si, espera, que busque. Aquí. ¿Por qué no te dedicas a la poesía? Es más productivo.
RR: Ya lo hago, he escrito un montón de buenos poemas.
I: ¡Ah! Perdona. La chica de Documentación es nueva.
RR: No hay de qué
I: ¿Piensas que el arte es una forma de comunicación o simplemente escribes porque te aburres?
RR: No, para nada. Me cuesta mucho escribir. Sufro cada palabra. Sangro, lucho, pervivo. Es muy dura la labor de un artista gráfico. Tienes que pensar todo el rato, buscar en el diccionario, mirar a la gente y sacar conclusiones. Ando por ahí todo el día en calzoncillos fumando y bebiendo. Hace tres días que no como. Sin olvidar lo otro, que tampoco
I: ¿Artista gráfico?
RR: No, no me gusta el arte gráfico. Tenía un primo que se dedicaba a eso y ligaba más que yo. Y el tío no era guapo ni nada, pero se las llevaba de calle. Los artistas gráficos son unos esnobs.
I: Pero tú has dicho…
RR: ¿Otra?
I: Vale
RR: ¿Más aceitunas?
I: Y si pedimos algo con más fundamento, he visto garbanzos en la carta.
RR: Sí, aquí son muy guarros. Si vamos a comer prefiero ir a otro sitio.
I: Pero acabemos con esto antes. ¿Para cuando una publicación?
RR: Mira, yo soy un artista libre, quiero despojarme de toda recompensa por mi arte, ¿me entiendes?, eso me mantiene libre, sin ataduras para crear. Una publicación me condicionaría. Sí, me daría éxito, fama, prestigio, reputación. Estoy seguro de que follaría más, pero ¿quién quiere eso, eh, quien? Por no hablar de lo que corrompe el dinero.
I: Si, por no hablar de eso. Entonces eres algo así como un santo de las letras una especie de profeta de la maldición.
RR: Aspiro a algo más que fama dinero y putas, ¿me entiendes? Aspiro a estar sentado a la derecha de Cervantes, para que no me meta mano.
I: Era la izquierda, la mano mala.
RR: Pues me cambio de lado. Claro, tenía que ser la izquierda, si no cómo hubiera podido escribir un libro tan gordo.
I: Elemental.
RR: Mira a esos grandes artistas, Walser, Whitman, Wells
I: Sí, los miro, y qué
RR: Todos empiezan por dobleuve
I: Pues es cierto, no había reparado en ello.
RR: Pues eso. Ahí los tienes.
I: Pero tú, ¿hasta dónde quieres llegar, cual es tu objetivo?
RR: La obra total. No sé si me entiendes. Quiero escribir la obra total. La obra cuya lectura compense de todas las cantidades de mierda que mi lector se ha tragado hasta llegar a ella y le ahorre todas las cantidades de mierda que tendría que seguir leyendo si no hubiera leído mi obra.
I: ¿Solo piensas tener un lector?
RR: Bueno… la verdad es que no había pensado en ello.
I: Pero has dicho: “mi lector”. Oye, que no digo nada, la edición te va a salir más barata.
RR: Visto así.
I: ¿Y ya sabes quién va a ser? Quiero decir, tu lector. ¿Harás un casting o algo así para elegirlo?
RR: Bueno, primero quiero escribir la obra, después ya me ocuparé de eso. La creación es lo primero.
I: Pero ¿ya has empezado? ¿Cómo va?
RR: Está en marcha, porque también es una obra en progreso y en proceso, ¿me entiendes? Nunca se puede saber el estado en que se encuentra, como el rollo ese de los electrones o las partículas. Si la observas, la perturbas por eso nunca la miro directamente a los ojos, escribo de lado.
I: Sí, háblame de eso. ¿Cómo escribes, cómo te inspiras para crear?
RR: No tengo una técnica, no sigo un patrón. No quiero repetirme. Verás, cada obra tiene su manantial. Por ejemplo: “¡Oh, Dios!”, la concebí mientras viajaba en guagua. Había unas chicas en animada conversación hablando de telenovelas. Había una con unos muslos impresionantes, impresionantes, ya te digo. Y la otra, bajita y simpática, que era la que más hablaba, me sonrió porque me pilló mirándole el escote. De pronto, me sobrevino el éxtasis, como le pasaba a Pablo de Tarso y me puse a escribir. Allí mismo. Luego no comprendí nada de lo que había escrito porque con el movimiento de la guagua y mi mala letra los trazos se revolvían unos con otros, pero eso da igual, la obra ya estaba concebida y crecía en el útero de la imaginación. Al llegar a casa, la escribí de un tirón.
I: Oye, he perdido casi todo lo que me has dicho porque se ha gastado la cinta. Tengo que darle la vuelta. Pide otra mientras lo hago y me repites todo, que estaba interesante
RR: Todo qué. Ya ni me acuerdo.
I: Bueno, da igual, ya relleno yo en la trascripción. Dime ¿No piensas que al escribir en blogs, te limita la creatividad?
RR: ¿Limitarme? No, para nada. Nada me limita porque tengo libertad interior. Pero claro, tengo que concentrar toda esa libertad en un poco espacio porque los lectores de hoy ya no tienen paciencia. Pero es la concesión que hacemos al siglo. Ya no estamos en el tiempo de los novelones, las obras tienen que fluir, ser disparadas como flechas y desaparecer. Es el tiempo del arte efímero y breve. Si te das cuenta, se escribe tanto, tanto como antes, pero en pequeñas dosis. El número de palabras sigue siendo el mismo o superior.
I: No me atrevo a decirlo. Aparte de la obra total, esa que ni has empezado, qué más tienes en proyecto.
RR: La Obra Total siempre está en marcha. Mira, aquí tengo una frase que acabo de escribir: “eres un gilipoyas, dijo, se dio la vuelta y se fue”
I: No es gran cosa.
RR: Porque la ves aislada de su contexto. Cuando la integre comprenderás que es lo mejor que he escrito en años. Y tal vez no solo yo.
I: Oye, ¿qué pasa con lo de los garbanzos?
RR: Acabamos la entrevista y nos movemos. Por cierto, dejé de tener dinero a la tercera cerveza.
I: No te preocupes, no vine en chanclas hoy. Me olía esto y traje las zapatillas.
RR: Vale, pero las dos primeras las pagamos.
I: Por supuesto. Aunque lo de los garbanzos nos va a resultar más complicado.
RR: Pedimos una mesita fuera, eso no es problema.
I: Una última pregunta. ¿De qué vive un artista maldito? Porque a ti ya te han echado de tres trabajos. Y creo que no cobras paro. Eres soltero, como puedo deducir de los callos de tu mano y por cómo miras a toda mujer que pasa. En fin. ¿De qué comes? Si exceptuamos lo de los garbanzos que ya sabemos cómo vamos a pagarlos.
RR: No me preocupa eso. Y a ti tampoco debería preocuparte. Esta entrevista es sobre literatura, no sobre medios de subsistencia.
I: Vale. Es un tema delicado. Lo eliminaré de la trascripción. Pero de verdad me preocupa, estás flaco tío.

El resto de las entrevista se perdió en la carrera

9 comentarios:

  1. No puedes negar que el protagonista de la entrevista son las garbanzas.

    ResponderEliminar
  2. Lo niego. Los garbanzos son un hecho anecdótico. Más protagonismo tiene la cerveza, por ejemplo

    ResponderEliminar
  3. Hecho en falta la pregunta:"¿Qué tienen sus textos de autobiográficos?". Por favor, podría contestarla, off de record.

    ResponderEliminar
  4. Respondiendo a la pregunta: mi Obra gira en una espiral cuyo vórtice soy yo. Mi Obra es Yo. En cuanto eso es autobiográfica al completo. Pero no está basada en mi propia vida, sino la vida que tenía que haber sido mi vida, y la que podría haber sido, y la que no quisiera que hubiera sido y la que será y, en fin, un montón de cosas más que ahora no me acuerdo

    ResponderEliminar
  5. Ahora sería interesante, para darle una vuelta más de tuerca al asunto, que el entrevistado y el entrevistador intercambiasen los papeles.

    ResponderEliminar
  6. La primera vez que escuché hablar de Riforfo fue con Paul Auster, aquella vez que vino a recibir el Premio Literario Arzobispo Juan de San Clemente 2000, en Santiago de Compostela. Hace doce años. Para mí es considerado un escritor de culto. Y eso que no tengo religión. Cuando tenga un hijo le pondré de nombre Riforfo. ¡Larga vida al maestro!

    ResponderEliminar
  7. ¡Oh!, no había leído la entrevista. Comer garbanzos y correr, es como desayudar dinamita. ¿Quién te entrevistó? Habla como Virgilio, con un poco de Poe y, definitivamente, una pizca, solo una, de Tolstoi.

    ResponderEliminar